NOTICIAS / Consumo de sustancias

Desafíos y acciones frente al consumo de sustancias en los y las estudiantes de la U. de Chile

Conversamos con Lorena Contreras, psicóloga experta en adicciones, sobre las implicancias del consumo problemático en el contexto universitario y las acciones de la Dirección de Salud Estudiantil para enfrentarlo.

Respecto a otros países de la región, Chile muestra los índices más altos de consumo en sustancias como el alcohol, marihuana y cocaína. Esto según los últimos informes sobre el consumo de drogas en las Américas, elaborados anualmente por la Organización de Estados Americanos (OEA). Además, la tasa de mayor consumo se concentra en la población de estudiantes secundarios y universitarios, lo que interpela a las instituciones a tomar acción en el asunto.

Sobre esto conversamos con Lorena Contreras, psicóloga con máster en drogodependencias y larga experiencia en colaboración con instituciones públicas para el diseño de programas de intervención y formación en la temática, que hasta julio de este año se desempeñó como asesora del equipo de salud mental de la Dirección de Salud Estudiantil (DSE). Desde su experiencia y participación en intervenciones concretas nos ayuda a entender la importancia de abordar el problema, las acciones que se han realizado y el camino a seguir. 

Consumo en la educación superior

A los datos generales se suman los reunidos a nivel local por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), que en su “Segundo Estudio de Drogas en Educación Superior” expuso la realidad del consumo de sustancias en el grupo. Mediante la encuesta online a 26.155 estudiantes de educación superior de 43 universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica de las 16 regiones del país, se confirmó la prevalencia del consumo en las tres sustancias mencionadas y la poca percepción de riesgo, sobre todo frente el consumo excesivo del alcohol.

Lorena, ¿Por qué es importante abordar el problema del consumo problemático de sustancias en el ambiente universitario?

Sabemos que en nuestro país hay una preocupación sobre el consumo de sustancias legales e ilegales, porque es particularmente alto. Encontramos una tendencia hacia el abuso del alcohol, en el tabaco hay una preocupación sobre el consumo de adolescentes y en marihuana la etapa juvenil es la más compleja. Además, la etapa universitaria es donde se produce el peak de consumo en cuanto a intensidad y también donde está la mayor cantidad de personas que consumen. Hay un uso más frecuente debido a que cada persona puede gestionar con mayor facilidad sus tiempos de estudio, trabajo, ocio y consumo.

Sin embargo, también sabemos que por la etapa de desarrollo, aún siendo jóvenes, están expuestos a mayor riesgo de desarrollar problemas más graves, entre ellos la adicción. Por eso es importante que las universidades y centros de formación tomen acción, ya que son la única institución que aún tiene capacidad de influencia en esta etapa de la vida y, por lo tanto, un gran poder para instalar un estilo de vida más saludable, alejado del consumo y que proteja el bienestar y la salud mental de los y las jóvenes.

¿Cuáles son los factores que pueden contribuir al consumo problemático en el contexto universitario?

En el ámbito del consumo de sustancias se habla de factores protectores y de riesgo. En su mayoría los factores de riesgo para el inicio de consumo de sustancias corresponden a factores ambientales; que haya consumo en el entorno o donde la persona vive, poca organización social y que existan normas favorables al consumo, osea, que esté validado o normalizado como algo positivo.

Si bien esto se puede plantear como un factor de riesgo para el inicio del consumo en una etapa más temprana, podemos ver que esos aspectos están presentes en el ambiente universitario. Hay consumo visible, transacción y oferta, incluso en forma de carteles a la vista de todos. Eso favorece que aquellos jóvenes que no se han iniciado en el consumo de sustancias o que quizás consumen drogas legales y han ido explorando, por ejemplo en la marihuana, consuman de forma más frecuente.

Por otra parte, sabemos que en la vida, y en particular en la etapa juvenil, es importante pasarlo bien con otros, juntarse y hablar sobre distintos temas, distraerse. La dificultad es que en esos espacios generalmente están cruzados por el consumo, pues en nuestro país hay una norma favorable para ello, como dicen los chiquillos “no hay carrete sin copete”, es decir, se hace parte de definir un ambiente de fiesta o disfrute.  Entonces, hay un elemento que los expone a un daño o riesgo en un espacio que es necesario para esa etapa, lo que se suma a la poca organización comunitaria, donde la vida diaria no está enriquecida y hay pocas oportunidades de cultivar áreas fuera del estudio, como los deportes, los hobbies, el pasarlo bien con otros fuera de la junta en torno a una chela

En ese sentido ¿Cómo inciden las vivencias personales?

Entre los factores de riesgo para el abuso de sustancias también influyen los problemas personales, los recursos psicológicos y familiares para enfrentar ciertas dificultades. Por ejemplo, sabemos que en algunas ocasiones una forma de regular el estrés es precisamente mediante el consumo de sustancias.

Entonces, se ha planteado que quienes abusan de sustancias presentan no solo variables ambientales, sino también factores personales que influyen en que esta relación sea problemática. Uno de los problemas que enfrentamos es que las personas no toman conciencia de la presencia de estos factores individuales hasta que ya tienen un problema. Cuando el consumo genera problemas y la persona se alarma puede que sea un poco tarde, que ya existan consecuencias negativas o se presenten indicios de adicción a alguna sustancia.  

¿Cómo puede afectar a los estudiantes el consumo problemático?

Los principales problemas asociados al consumo son de salud mental, que además interactúan con otros problemas de salud mental, por ejemplo, se ha estudiado la relación del consumo de marihuana con los síntomas depresivos; muchas veces los exacerban o bien se confunden los efectos a largo plazo. Las personas que la consumen de manera regular y durante mucho tiempo pueden presentar ciertas alteraciones de la vivencia y de la conducta que pueden parecer depresión, pero en realidad son efecto de este consumo intenso y frecuente.

En el rendimiento académico hay distintas formas de verlo. Muchas veces el abuso de ciertas sustancias, como por ejemplo el alcohol, implica días de recuperación, de resaca y de estar como agotados, cansados y con sueño, son días no productivos en donde es difícil estudiar. Baja la capacidad de concentración, tienen menos energía, menos motivación. 

Teniendo en cuenta el rango etario ¿es importante el componente financiero?

Es frecuente que no se considere el costo económico asociado al uso de sustancias, porque hay algunas que son muy baratas, pero otras que no. Sabemos que nuestros estudiantes tienen un presupuesto acotado, son personas que difícilmente pueden trabajar, no siempre las familias pueden apoyarlos o mantenerlos para que puedan dedicar su tiempo a estudiar. 

Esto pensando no sólo en sustancias poco frecuentes como cocaína, tussy, sino también en las más frecuentes, como el alcohol, el tabaco, la marihuana. Por ejemplo, en el consumo de tabaco se puede calcular un gasto anual de alrededor de 300 mil pesos, entonces vale la pena darle una vuelta, preguntarse “¿Cuánto gasto en consumo por fin de semana?”, pueden ser entre 20 mil o 40 mil pesos que son necesarios para cubrir otras necesidades. 

Esto sin considerar que aquellas personas que tienen una relación más adictiva con la sustancia muchas veces se endeudan, porque el nivel de consumo no puede ser solventado por su propio presupuesto. 

Intervenciones preventivas

Intervención salud mental Campus Sur

Durante tu colaboración ¿Cuál ha sido la postura de la institución?

Podría decir que en su mayoría las autoridades están preocupadas por el consumo que se observa en los distintos campus de la universidad. El solo hecho de que haya consumo implica una exposición a posibles eventos adversos: accidentes, peleas o algún grado de sobredosis. Situaciones que son peligrosas para los y las estudiantes.

Pero, quizás más importante, es observar que en las intervenciones que realizamos en formato de ferias hemos logrado percibir el alto interés que tienen los mismos estudiantes por recibir información, por mirar su propia relación con el consumo y poner atención a los indicadores de riesgo. 

¿Los y las estudiantes se interesan por el tema?

Si, personalmente me ha llamado la atención la cantidad de estudiantes que se han acercado a contarme de su relación con la marihuana y la preocupación por la forma en que están consumiendo, preguntando de qué manera podrían cuidarse o disminuir la posibilidad de “quedarse pegados/as”, lo que desde nuestra perspectiva es desarrollar una adicción. 

¿Qué acciones se están tomando al respecto? 

Existen intervenciones específicas con instrumentos que hemos usado en las ferias. Uno de ellos es el AUDIT, un instrumento screening que mediante muy pocas preguntas categoriza el nivel de riesgo en el patrón de consumo de alcohol de la persona y permite indicarle sobre los síntomas de un posible inicio de adicción. 

Ese resultado es acompañado de una consejería, pues hemos visto que para el alumno es interesante saber que su patrón de consumo actual es de bajo riesgo y que, por lo tanto, debe mantenerlo en ese rango o, cuando hay un consumo de riesgo intermedio, recibir la invitación a disminuir la cantidad o la frecuencia de consumo, para protegerse de desarrollar una adicción. 

¿En qué consisten estas consejerías?

Las consejerías son intervenciones breves, en general una conversación de entre 30 a 50 minutos, Aunque dependiendo del caso pueden ser un poco más largas, llegando a dos o tres sesiones. 

Lo que buscan es mostrarle al alumno el nivel de riesgo que tiene su consumo, para lo que usamos instrumentos como el mencionado AUDIT para el alcohol. Hay otro instrumento específico para marihuana y tenemos uno para el uso de cualquier droga. Se trata de instrumentos validados para población chilena, usados y recomendados por instituciones internacionales, por lo tanto son bastante confiables.

En base a ellos, lo que se hace es preguntar al estudiante sobre sus consumos, para decidir el instrumento a usar, luego se aplica, lo que toma entre 5 o 10 minutos, para posteriormente hablar acerca de los resultados, poniendo a disposición distintos recursos, redes de apoyo y derivación según necesidad, nivel y tipo consumo.

Camino por seguir 

En tu experiencia, ¿estás acciones internas van de la mano con lo recomendado?

Basado en evidencia y fundamentado en experiencia nacional, las principales estrategias recomendadas para la prevención del consumo de sustancias en contextos universitarios van en dos líneas:

Por una parte está la intervención breve, lo que menciono que hemos empezado a hacer en la universidad, mediante el uso de instrumentos de tamizaje que categorizan el riesgo y la posterior consejería.

Y por otra, el desarrollo de políticas preventivas. Considero que la Universidad debería trabajar en ello, es decir, que observe de qué manera pueden incorporarse prácticas, protocolos y estrategias de prevención a nivel institucional. Primero unificando un discurso de convencimiento y enfático respecto de que cualquier consumo de sustancias es de riesgo para la salud mental y bienestar, que muchas veces puede atentar contra la trayectoria académica, afectando el rendimiento.

Para eso es importante generar mesas de trabajo y diálogo con todos los estamentos, pero principalmente con los y las  estudiantes. Sentarse a conversar y a compartir su percepción respecto al uso de sustancias, las características propias de los distintos contextos y en conjunto definir cuáles serían las principales estrategias para abordarlo. En eso los estudiantes deberían ser clave para decidir cómo hacerlo.

¿Cuáles son las redes de acción y asistencia a nivel nacional?

El Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) tiene un curso disponible para las universidades que se puede instalar a nivel de cursos de formación general. Está orientado a generar un espacio inicial para reflexionar sobre el uso de sustancia y poder identificar algunas estrategias de autocuidado e indicadores de riesgo en el propio estudiante que hace el curso. 

Por otra parte, el fono ayuda (#1412) es una alternativa muy positiva. Son personas que atienden el teléfono las 24 horas, profesionales capacitados para orientar sobre dónde pedir ayuda, pero también para entregar información. Están capacitados para hacer estas intervenciones breves y pueden ayudar a la persona a identificar el nivel de riesgo y los pasos a seguir más adecuados para ese nivel.

Finalmente, a nivel país, el Consorcio de Universidades del Estado de Chile (CUECH) tiene un convenio con SENDA hace casi 15 años. En los próximos meses se va a desarrollar el lanzamiento de una propuesta de política pública para el estado, que propone un modelo de cultura preventiva, estrategias y recomendaciones para instituciones de educación superior respecto al consumo de drogas desde una perspectiva amplia. 

La Universidad de Chile ha tenido una participación relevante en el desarrollo del documento que sistematiza la experiencia de este consorcio durante los últimos 15 años y, además, hace un zoom específico en cómo abordar el autocuidado y promoverlo en relación al uso de sustancias, disminuir el riesgo en el uso de sustancias y cómo ayudar a los estudiantes a detectar su consumo cuando es riesgoso, así como los canales de ayuda respectivos.

NOTICIAS / Bienestar y Salud Mental

Desafiando Barreras: El potencial de las herramientas digitales en el cuidado de la salud mental

Antonio Salinas, Magister en Psicología Educacional y Conector de Salud Mental de la Red de Salud Digital de las Universidades del Estado, nos entrega su opinión sobre estas iniciativas.

No hay salud sin salud mental, es una poderosa frase que cada vez que se expresa amplifica el mensaje acerca de la relevancia del cuidado y la protección de la salud mental. Mensaje que es necesario continuar enunciando y extendiendo debido a que existe desinformación, mitos y a veces indolencias, respecto a la aflicción que conllevan los problemas y trastornos de salud mental en quienes lo sufren, y por simpatía, en quienes les rodean y quieren. 

Este mensaje es importante para las comunidades que conforman las universidades. En estas comunidades, paulatinamente la salud mental ha pasado desde el interés de un pequeño nicho de estudiantes, funcionarios/as y académicos/as, a ser parte de una conversación más abierta y transversal. Una conversación en la que se reflexiona sobre la salud mental en conjunto con otras características relevantes de la cultura y vida universitaria, como la convivencia, las prácticas de enseñanza-aprendizaje y las condiciones del entorno social más amplio del cual somos parte.

Dialogar de salud mental dentro de las universidades, informando este diálogo con los estudios y las experiencias locales, es en sí mismo, un recurso y factor de protección para la salud mental de la comunidad. Más aún, es una base necesaria para elaborar estrategias con sentido, efectivas y comunitarias. Cuando reconocemos que el problema es transversal y los desafíos por resolver son compartidos, como se ha evidenciado en estudios de carácter local e internacional (1,2) bien podemos abogar por respuestas de carácter comunitario y sistémicas. 

Desde la Red de Salud Digital de las Universidades del Estado (RSDUE, www.rsdue.cl), organización compuesta por 14 universidades del estado, nos hemos planteado el propósito de apoyar las estrategias de salud basadas en tecnologías de la información y comunicaciones. En este contexto, uno de nuestros pilares es colaborar en el cuidado de la salud mental de los/as estudiantes que son parte de nuestras comunidades universitarias. 

El entorno digital nos ofrece una apertura a recursos informativos y promocionales de salud mental, en formatos amigables, cercanos y de fácil difusión y acceso. Cuando estos recursos se encuentran fundamentados en evidencias o en consensos científicos, resultan útiles para fortalecer la salud mental de quienes los incorporan en su día a día, en su vida cotidiana.

Lo anterior resulta significativo, ya que estudios han señalado que el desconocimiento de nuestra salud mental es un factor que influye negativamente en el reconocimiento de los problemas, y la consecuente e importante búsqueda de ayuda (3). Aprender de salud mental, nos puede ayudar entonces a cuidarnos y también a cuidar de otro/as.

Nuevas herramientas, plataformas y aplicaciones digitales de salud mental emergen constantemente y nuestro llamado es a vigilar su calidad y nuestro propio consumo de información, sospechando de aquella que no incorpora fundamentos o evidencias. Los mitos y la desinformación relacionada con salud mental, puede conducir a acciones contraproducentes y ser perjudiciales, sosteniendo o profundizando las aflicciones. Mientras esto no sea abordado por un marco normativo, la sugerencia es utilizar el pensamiento crítico frente al mar de información existente y recurrir a información de calidad, proveniente de fuentes y medios confiables.

De forma complementaria, situados en el campo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, existen estrategias de apoyo, acompañamiento y tratamiento de salud mental. 

Actualmente, hay recursos a los cuales los/as estudiantes pueden acceder de manera simple. Por ejemplo, está disponible el chat “Hablemos de todo” del INJUV (4), que ofrece apoyo psicológico para jóvenes de entre 15 y 29 años, al que se puede acceder desde la página web del programa.

También se encuentran disponible el fono de apoyo del Ministerio de Salud, Salud Responde (5), en el cual se cuenta con psicólogos/as que pueden entregar orientación profesional. Se puede acceder a esta orientación marcando 600 360 7777, opción 2. Este mismo ministerio cuenta también con una línea de prevención del suicidio (6), disponible las 24 horas, dirigida a personas que estén enfrentando una emergencia o crisis de salud mental asociada al suicidio. Se accede discando *4141 en el celular.

Estás herramientas permiten acceder a más servicios, de forma oportuna, disminuyendo algunas de las barreras de acceso que se presentan cuando se busca ayuda u orientación en salud mental. Sin embargo, hay al menos una barrera que se sostiene, invisible pero resistente, y es el estigma que ha revestido la salud mental históricamente, esta barrera que evita que algunas personas que requieren apoyo se sientan tranquilas buscándolo, una barrera que es importante disminuir en conjunto, ya que se reproduce en nuestro espacio de interacción, en nuestras palabras y acciones cotidianas. Nuevamente, aprender de salud mental es una manera de disminuir estas barreras que subsisten en los mitos y la desinformación.

Desde la RSDUE, hemos preparado una serie de cápsulas con consejos, de estudiantes y para estudiantes, en colaboración con nuestros/as académicos/as expertos/as, acerca de cómo cuidar nuestra salud mental en la universidad, las que se encuentran disponibles en nuestra plataforma (7). En un futuro cercano aportaremos al ecosistema de salud mental digital con más contenido, además de actividades digitales promocionales y preventivas, abiertas a la comunidad estudiantil de las universidades que conforman la red.

Para terminar, me permito reproducir algunas palabras del presidente Boric en su cuenta pública del año 2023: “Nadie sabe el dolor que una persona puede cargar por dentro. Enjuiciémonos menos y escuchémonos más. Mirémonos a los ojos con empatía y cariño”. Que está invitación del presidente nos ayude a sostener en las prácticas formativas y relacionales, que son piedras angulares del sentido de la universidad y academia, una relación de empatía y concordia basada en la confianza y el respeto.

Fuentes:

  1. Martínez, P.,0 Jiménez-Molina, Á., Mac-Ginty, S., Martínez, V., Rojas, G. (2021). Salud mental en estudiantes de educación superior en Chile: una revisión de alcance con meta-análisis. Terapia psicológica, 39(3), 405-426. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082021000300405
  2. Auerbach, R. P., Mortier, P., Bruffaerts, R., Alonso, J., Benjet, C., Cuijpers, P., Demyttenaere, K., Ebert, D. D., Green, J. G., Hasking, P., Murray, E., Nock, M. K., Pinder-Amaker, S., Sampson, N. A., Stein, D. J., Vilagut, G., Zaslavsky, A. M., Kessler, R. C., & WHO WMH-ICS Collaborators (2018). WHO World Mental Health Surveys International College Student Project: Prevalence and distribution of mental disorders. Journal of abnormal psychology, 127(7), 623–638. https://doi.org/10.1037/abn0000362
  3. Furnham, A., & Swami, V. (2018). Mental health literacy: A review of what it is and why it matters. International Perspectives in Psychology: Research, Practice, Consultation, 7, 240-257. https://doi.org/10.1037/ipp0000094
  4. https://hablemosdetodo.injuv.gob.cl
  5. https://saludresponde.minsal.cl
  6. https://portalsaluddigital.minsal.cl/4141-linea-prevencion-del-suicidio
  7. www.rsdue.cl/salud-mental

Autor

Ps. Antonio Salinas

Magíster en Psicología Educacional y Conector de Salud Mental en la Red de Salud Digital de las Universidades del Estado

Bienestar y Salud Mental

Problemas de Salud Mental

¿Qué es el estrés?

Muchas veces escuchamos que la vida universitaria puede ser una etapa muy estresante, pero ¿qué significa este concepto? te compartimos información que te ayudará a entenderlo.

El estrés es un proceso de tensión y activación psico-fisiológica que se da frente a distintas exigencias de la vida, en eventos en que la persona percibe que se exceden sus recursos y donde puede estar en riesgo su supervivencia o bienestar.

Existen diversas situaciones que pueden generar estrés, por ejemplo, un duelo, haber experimentado situaciones de riesgo, la separación de relaciones significativas, la incertidumbre económica o cambios en la rutina cotidiana. En el contexto universitario eventos estresores pueden ser evaluaciones académicas, sobrecarga de tareas y trabajos o tiempos limitados para la realización de trabajos.

La intensidad de la respuesta de estrés dependerá de la valoración que la persona haga tanto de la situación estresante como de sus recursos de afrontamiento. En este sentido, el modo en que cada persona lidia con el estrés es diferente y dependerá de diversos factores, como por ejemplo sus características de personalidad, las circunstancias sociales y económicas en que se encuentra, así como elementos propios de su historia vital.

¿Cómo funciona el estrés?

Cuando una persona se encuentra frente a una situación estresante se activan una serie de cambios neuro-endocrinos, liberándose por ejemplo catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) que producen un conjunto de respuestas fisiológicas que preparan al organismo para hacer frente a la situación de emergencia. Esto permite que se incremente la actividad del sistema cardiovascular, se produzca una tensión muscular generalizada, entre otros. Asimismo, se movilizan conductas de afrontamiento que buscan acabar con el evento desencadenante de estrés. A esto se conoce como fase de reacción de alarma.

Si la situación se mantiene, se entra en fase de resistencia, donde el organismo trata de adaptarse manteniendo elevada la activación fisiológica. En esta fase se libera cortisol a fin de restaurar el equilibrio homeostático y frenar el desgaste del organismo. 

Sin embargo, si la situación estresante se prolonga, se pasa a una fase de agotamiento, donde los elevados niveles de cortisol pueden terminar por ocasionar efectos negativos como la disminución de la respuesta inmunitaria, incremento de presión arterial y tasa cardíaca, daños en tejidos e incluso aparición de enfermedades. En esta fase el organismo carece de los recursos para seguir haciendo frente al evento estresor y se agota, poniendo en riesgo la salud e incluso supervivencia de la persona. 

A esto último se le conoce como distrés, que es cuando los efectos del estrés pueden tornarse negativos y causar daños a la salud. Esto a diferencia del eustrés, que se refiere a la activación que permite responder y afrontar la situación estresante de manera funcional o adaptativa.

Por lo anterior, es importante aprender a afrontar las situaciones estresantes de manera asertiva, lo que nos ayudará a mejorar nuestro bienestar físico y mental y prevenir los efectos nocivos del estrés prolongado.

¿Es lo mismo que la ansiedad?

El estrés es una respuesta a una causa identificable y desaparece una vez que la situación se ha resuelto. Por ejemplo, puede desencadenarse ante el hecho de tener que rendir una evaluación, pero disminuye cuando ésta ha sucedido.

Por su parte, la ansiedad hace referencia a un estado emocional de agitación o inquietud provocado por la anticipación respecto a una situación que se percibe como potencialmente peligrosa. Podríamos decir que la ansiedad es una de las formas en las que las personas responden o hacen frente al estrés y, por lo general, es experimentada de forma más interna y de manera independiente a los estímulos que provocan el estrés.

En este sentido, es posible experimentarlos al mismo tiempo y ambos pueden llegar a repercutir en nuestro bienestar físico y mental.

Sobre esto, te invitamos a revisar el video “Hablemos de Ansiedad”, desarrollado por el Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes “Imhay” y el Instituto Nacional de la Juventud “INJUV”: 

“El contenido expuesto se proporciona sólo con fines informativos y no constituye consejo médico o de tratamiento. Si tú u otra persona que conoces presenta dificultades de salud mental, es importante solicitar ayuda. Encuentra información en la sección: Canales de Ayuda de nuestra plataforma”.

Fuentes

Autor/a:

Irma Ahumada

Psicóloga Conciencia Saludable DSE

Autor/a:

Gabriela Jauregui

Psicóloga Núcleo SMU FACSO

Consumo de sustancias

Salud mental y consumo de sustancias

Los problemas por consumo de sustancias, junto a la depresión y la ansiedad, están entre los problemas de salud mental más frecuentes entre los jóvenes chilenos, pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de consumo de sustancias?

La mayoría de los jóvenes considera la pasta base, la cocaína y las drogas sintéticas como las más dañinas, dejando al alcohol y la marihuana en una categoría distinta. Sin embargo, todas estas sustancias conllevan un importante riesgo para la salud física y mental de las personas. 

Según la Organización Panamericana de la Salud una sustancia psicoactiva o droga es un compuesto natural o sintético, que actúa sobre el sistema nervioso generando alteraciones en las funciones que regulan pensamientos, emociones y el comportamiento.

Actualmente se prefiere hablar de sustancias ya que la palabra droga suele estar asociada a la ilegalidad y lo cierto es que drogas legales, como el tabaco y el alcohol, también puede generar graves daños a quien las consume. 

Con frecuencia, el uso de sustancias como el alcohol, el tabaco, la marihuana u otra sustancia psicoactiva, está íntimamente ligado a la búsqueda de sensaciones novedosas o agradables, sin embargo también se asocia a la necesidad de combatir el malestar.

Algunas personas consumen sustancias buscando lidiar con el estrés, la angustia, el cansancio, la falta de ánimo o energía, la rabia o para manejar algún problema de salud mental. No obstante, el uso habitual o el abuso ocasional puede acentuar el problema o generar un segundo problema como la depresión o la adicción.

Estas sustancias potencialmente adictivas se denominan así porque tienen el poder de generar una incapacidad o muchas dificultades para detener su consumo.

Su uso siempre conlleva un riesgo para el bienestar y salud mental, pues pueden generar efectos no deseados, como acentuar síntomas de ansiedad o depresión, afectar la calidad del sueño repercutiendo negativamente en el descanso, puede ser más fácil involucrarse en discusiones innecesarias, accidentes o conductas sexuales no deseadas, entre otras situaciones de riesgo.

Además, si se usan para lidiar con emociones desagradables o para enfrentar situaciones difíciles, se puede empezar a recurrir a ellas de manera más frecuente, exponiéndose al riesgo de generar una adicción o trastorno por uso de sustancias.

La mejor manera de disminuir los riesgos para la salud mental y el bienestar es reducir o eliminar el uso de estas sustancias.

Puedes revisar más acerca de este tema en Hablemos de Todo, programa impulsado por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) de Chile.

“El contenido expuesto se proporciona sólo con fines informativos y no constituye consejo médico o de tratamiento. Si tú u otra persona que conoces presenta dificultades de salud mental, es importante solicitar ayuda. Encuentra información en la sección: Canales de Ayuda de nuestra plataforma”.

Fuentes:

Autor/a:

Lorena Contreras Escudero

Psicóloga especialista en prevención y tratamiento de adicciones, Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile.

Problemas de Salud Mental

¿Qué es la depresión?

¿Te has sentido con menor energía, mucha tristeza y pocas ganas de hacer cosas que antes disfrutabas? Quizás sea señal de alerta de un posible estado depresivo. Continúa leyendo para saber más.

Es una alteración del estado de ánimo que se caracteriza por una sensación de tristeza persistente, además de una disminución de la energía y pérdida de interés en las actividades que normalmente se disfrutaban.

En la depresión también se presentan otros síntomas, entre ellos es posible encontrar: cambios en el apetito y en el sueño, dificultades de memoria y concentración, desmotivación, fatiga, desánimo, irritabilidad, sentimientos de inutilidad, culpa, vergüenza y/o desesperanza, pensamientos negativos, ideas de muerte, entre otros.

¿Depresión y tristeza son lo mismo?

La tristeza es una emoción normal en la experiencia de toda persona. Suele manifestarse de manera breve y transitoria como una sensación de decaimiento, insatisfacción, pesimismo y tendencia al llanto, que usualmente surge cuando sentimos que perdemos algo importante. Su función es permitirnos poner atención a lo que nos está ocurriendo, siendo generalmente posible identificar la situación o estímulo que la desencadena.

La depresión, en cambio, es una sensación de tristeza persistente que está acompañada por una disminución de las actividades y energía de la persona, junto con otros síntomas que afectan el funcionamiento habitual. En este caso, la persona generalmente no logra identificar por qué se siente así, generándole gran malestar, ya que se experimenta como un estado del que pareciera no haber salida.

¿Cómo se diagnostica y trata?

El diagnóstico de depresión requiere que los síntomas duren al menos 15 días e interfieran con el funcionamiento habitual de la persona en su vida cotidiana o que le generen una sensación intensa de malestar.

En cualquier caso, el diagnóstico debe ser siempre realizado por un especialista de la salud mental que, además de evaluar la situación singular de la persona, podrá indicar los pasos a seguir para su tratamiento específico. En general, el tratamiento para la depresión incluye terapia psicológica -que puede ser individual o grupal-, apoyo médico mediante fármacos o un complemento de ambos. 

Es importante destacar que no basta sólo con la voluntad para enfrentarla, ya que es una enfermedad de salud mental que requiere de ayuda profesional especializada y que sin tratamiento puede evolucionar negativamente.

Si necesitas ayuda, revisa nuestra sección Canales de Ayuda, donde podrás encontrar información de redes de apoyo dentro y fuera de la universidad.

Finalmente, te compartimos el video “Hablemos de Depresión” desarrollado por el Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes “Imhay”, junto al programa “Hablemos de todo” del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV):

“El contenido expuesto se proporciona sólo con fines informativos y no constituye consejo médico o de tratamiento. Si tú u otra persona que conoces presenta dificultades de salud mental, es importante solicitar ayuda. Encuentra información en la sección: Canales de Ayuda de nuestra plataforma”.

Fuentes:

  • Asociación Americana de Psiquiatría (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5° edición (DSM-5). Editorial Médica Panamericana.

Autor/a:

Irma Ahumada

Psicóloga Conciencia Saludable DSE

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2023, Universidad de Chile