NOTICIAS / Actualidad

Universidades estatales y SENDA presentan modelo de culturas preventivas para comunidades de educación superior

A la actividad asistieron autoridades del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol y de las universidades que integran el Consorcio de Universidades del Estado de Chile (CUECh), además de estudiantes de diversas instituciones de educación superior. El documento, fruto de quince años de trabajo conjunto, se pondrá a disposición de los centros educativos con el propósito de contribuir al abordaje del consumo de sustancias y mejorar la calidad de vida estudiantil.

Este jueves 24 de agosto, en la Sala Ignacio Domeyko de la Casa Central de la Universidad de Chile, se realizó la ceremonia de presentación del Modelo culturas preventivas para la vida estudiantil. El evento fue encabezado por autoridades del Consorcio de Universidades del Estado de Chile (CUECh) y del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), organismos encargados de su elaboración.

Pierina Penna, directora de Asuntos Estudiantiles de la Universidad de Valparaíso, inició la jornada destacando la evolución de esta alianza entre la red de universidades públicas y el servicio estatal, una colaboración que se ha extendido por cerca de 15 años. Luego, Josiane Bonnefoy Muñoz, vicerrectora de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios de la Universidad de Chile, subió al estrado en representación de la Rectora Rosa Devés para dar la bienvenida como anfitriones del evento. “Es un tema que afecta e interesa a todos los actores involucrados en la comunidad estudiantil. La U. de Chile está comprometida con la salud y el bienestar de sus estudiantes, por eso queremos ser parte de la conversación y aportar desde nuestros saberes, con nuestros profesionales, y desde las experiencias de nuestros estudiantes para consolidar este modelo y seguir avanzando en el trabajo en conjunto”, expuso.

Posteriormente, Osvaldo Corrales, presidente del CUECh y Rector de la Universidad de Valparaíso, enfatizó que “esta acción responde a nuestro deber de contribuir al desarrollo de nuestra sociedad y particularmente de nuestras y nuestros estudiantes. Sabemos que el consumo de sustancias que pueden desarrollar adicción es algo de lo que nadie está exento y que, en el caso de los y las estudiantes, puede tener efectos muy negativos en sus vidas y trayectorias educativas”. 

Sobre el aporte del modelo, el Rector Corrales destacó la experiencia de las distintas casas de estudios buscando dar respuesta al problema en sus territorios y contextos propios, lo que sumado al trabajo interdisciplinario y en red permitió la elaboración de “un modelo orientado a convertirse en una herramienta de trabajo que proporcione una batería técnica en la materia y que dote a las instituciones de una mayor capacidad para anticiparse a las dificultades, generando acciones atingentes y oportunas”.

Modelo preventivo como guía 

Comparado con otros países de la región, Chile presenta uno de los índices más altos en consumo de sustancias, dónde la población joven es el principal grupo afectado. En este contexto, se materializó la creación de un modelo preventivo que busca sistematizar y compartir los conocimientos reunidos mediante años de trabajo coordinado entre profesionales involucrados directamente en la atención de estudiantes y que, durante este periodo, han desarrollado estrategias para evitar, retardar y disminuir los riesgos en las comunidades, privilegiando el fortalecimiento de los factores protectores en los distintos ámbitos de la vida del estudiantil.

Al respecto, Daniela Harris, de la Universidad Tecnológica Metropolitana y en representación de la Red de Fortalecimiento de la Vida Estudiantil, destacó que “esta propuesta no es un manual de procedimientos estrictos, por el contrario, el trabajo nacional y en red nos llama a respetar la historia de cada institución, la singularidad del perfil de ingreso, las distintas problemáticas sociales determinadas por el territorio donde la universidad está inserta y la manera en que esa comunidad defina el problema a resolver”. Junto a lo anterior, agregó que “las orientaciones técnicas para la implementación del modelo fomentan el involucramiento efectivo de toda la comunidad educativa, de todos los actores de la sociedad civil y organismos del estado”. 

El contenido del documento fue detallado por Luz María Muñoz Castillo, directora de Asuntos Estudiantiles de la Universidad Arturo Prat, y Lorena Contreras, psicóloga experta en consumo y con larga experiencia en el diseño de estrategias de prevención en centros de educación superior.

Dentro de los lineamientos y objetivos que se proponen en el documento, Muñoz planteó que “necesitamos preocuparnos del brazo de promoción, prevención y detección temprana. Dentro de los objetivos, buscamos acordar un marco interpretativo común sobre la concepción del tránsito del estudiante por la universidad, caracterizar factores de riesgo y promover su observación constante”. Por su parte, Contreras destacó algunas claves de acción propuestas en el modelo, como la necesidad de actualizar constantemente la caracterización de los estudiantes, para lo que es necesario “realizar diagnósticos institucionales, diseñar e implementar políticas y protocolos de detección temprana, incorporar estrategias de prevención basadas en la evidencia y rescatar la experiencia de cada territorio y de estos 15 años de trabajo”.

Para finalizar, Natalia Riffo, directora nacional de SENDA, destacó la importancia de este trabajo como hito de una colaboración que se ha extendido por más de una década, y que ha trascendido a los proyectos de los distintos gobiernos. “Hoy estamos entregando orientaciones. Ahora viene el trabajo de cada universidad para darle pertinencia territorial, no solo desde la institución, sino que también en los territorios que habitan las y los alumnos. La comunidad es el factor protector más importante al hablar de promoción, prevención y recuperación, donde pondremos a disposición la oferta de SENDA para acompañar esas trayectorias educativas y de vida”, declaró. 

Difusión y aplicación del modelo

Si bien el modelo fue generado gracias al esfuerzo y coordinación de las universidades del Estado, se espera que se ponga a disposición y sirva como guía para otras instituciones de educación superior a nivel país. El hito también contó con la asistencia de estudiantes, entre ellos, el grupo Vivo UV de la Universidad de Valparaíso, que aborda el consumo problemático en la institución. Posterior al lanzamiento, Camila Gómez, estudiante de trabajo social y representante del organismo, declaró que “nos parece una iniciativa pertinente. En nuestras acciones vemos que los jóvenes se interesan en el consumo, pero no saben cómo abordarlo ni regularlo. Por ejemplo, vemos que muchas personas no saben que tienen un problema y este modelo permite acercar la temática a las y los estudiantes”. 

La directora del SENDA también sumó palabras al cierre: “Valoramos el tremendo trabajo del CUECh para mirar las comunidades educativas como un factor protector, para generar orientaciones que permitan generar planes de culturas preventivas para abordar el consumo problemático en las universidades. Desde SENDA, apoyamos ese trabajo de larga data. Recibir estas orientaciones es muy potente pensando en seguir trabajando en torno a la prevención” cerró Riffo. 

El documento será puesto a disposición de las casas de estudio que componen la red de universidades públicas y se espera que sirva como base para avanzar en el desarrollo institucional de planes de acción al respecto. A su vez, la mesa de colaboración entre CUECh y SENDA seguirá trabajando para apuntar al desarrollo de políticas públicas que marquen lineamientos nacionales para afrontar este problema.

NOTICIAS / Consumo de sustancias

Desafíos y acciones frente al consumo de sustancias en los y las estudiantes de la U. de Chile

Conversamos con Lorena Contreras, psicóloga experta en adicciones, sobre las implicancias del consumo problemático en el contexto universitario y las acciones de la Dirección de Salud Estudiantil para enfrentarlo.

Respecto a otros países de la región, Chile muestra los índices más altos de consumo en sustancias como el alcohol, marihuana y cocaína. Esto según los últimos informes sobre el consumo de drogas en las Américas, elaborados anualmente por la Organización de Estados Americanos (OEA). Además, la tasa de mayor consumo se concentra en la población de estudiantes secundarios y universitarios, lo que interpela a las instituciones a tomar acción en el asunto.

Sobre esto conversamos con Lorena Contreras, psicóloga con máster en drogodependencias y larga experiencia en colaboración con instituciones públicas para el diseño de programas de intervención y formación en la temática, que hasta julio de este año se desempeñó como asesora del equipo de salud mental de la Dirección de Salud Estudiantil (DSE). Desde su experiencia y participación en intervenciones concretas nos ayuda a entender la importancia de abordar el problema, las acciones que se han realizado y el camino a seguir. 

Consumo en la educación superior

A los datos generales se suman los reunidos a nivel local por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), que en su “Segundo Estudio de Drogas en Educación Superior” expuso la realidad del consumo de sustancias en el grupo. Mediante la encuesta online a 26.155 estudiantes de educación superior de 43 universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica de las 16 regiones del país, se confirmó la prevalencia del consumo en las tres sustancias mencionadas y la poca percepción de riesgo, sobre todo frente el consumo excesivo del alcohol.

Lorena, ¿Por qué es importante abordar el problema del consumo problemático de sustancias en el ambiente universitario?

Sabemos que en nuestro país hay una preocupación sobre el consumo de sustancias legales e ilegales, porque es particularmente alto. Encontramos una tendencia hacia el abuso del alcohol, en el tabaco hay una preocupación sobre el consumo de adolescentes y en marihuana la etapa juvenil es la más compleja. Además, la etapa universitaria es donde se produce el peak de consumo en cuanto a intensidad y también donde está la mayor cantidad de personas que consumen. Hay un uso más frecuente debido a que cada persona puede gestionar con mayor facilidad sus tiempos de estudio, trabajo, ocio y consumo.

Sin embargo, sabemos también que por la etapa de desarrollo, aún siendo jóvenes, están expuestos a mayor riesgo de desarrollar problemas más graves, entre ellos la adicción. Por eso es importante que las universidades y centros de formación tomen acción, ya que son la única institución que aún tiene capacidad de influencia en esta etapa de la vida y, por lo tanto, un gran poder para instalar un estilo de vida más saludable, alejado del consumo y que proteja el bienestar y la salud mental de los y las jóvenes.

¿Cuáles son los factores que pueden contribuir al consumo problemático en el contexto universitario?

En el ámbito del consumo de sustancias se habla de factores protectores y de riesgo. En su mayoría los factores de riesgo para el inicio de consumo de sustancias corresponden a factores ambientales; que haya consumo en el entorno o donde la persona vive, poca organización social y que existan normas favorables al consumo, osea, que esté validado o normalizado como algo positivo.

Si bien esto se puede plantear como un factor de riesgo para el inicio del consumo en una etapa más temprana, podemos ver que esos aspectos están presentes en el ambiente universitario. Hay consumo visible, transacción y oferta, incluso en forma de carteles a la vista de todos. Eso favorece que aquellos jóvenes que no se han iniciado en el consumo de sustancias o que quizás consumen drogas legales y han ido explorando, por ejemplo en la marihuana, consuman de forma más frecuente.

Por otra parte, sabemos que en la vida, y en particular en la etapa juvenil, es importante pasarlo bien con otros, juntarse y hablar sobre distintos temas, distraerse. La dificultad es que en esos espacios generalmente están cruzados por el consumo, pues en nuestro país hay una norma favorable para ello, como dicen los chiquillos “no hay carrete sin copete”, es decir, se hace parte de definir un ambiente de fiesta o disfrute.  Entonces, hay un elemento que los expone a un daño o riesgo en un espacio que es necesario para esa etapa, lo que se suma a la poca organización comunitaria, donde la vida diaria no está enriquecida y hay pocas oportunidades de cultivar áreas fuera del estudio, como los deportes, los hobbies, el pasarlo bien con otros fuera de la junta en torno a una chela

En ese sentido ¿Cómo inciden las vivencias personales?

Entre los factores de riesgo para el abuso de sustancias también influyen los problemas personales, los recursos psicológicos y familiares para enfrentar ciertas dificultades. Por ejemplo, sabemos que en algunas ocasiones una forma de regular el estrés es precisamente mediante el consumo de sustancias.

Entonces, se ha planteado que quienes abusan de sustancias presentan no solo variables ambientales, sino también factores personales que influyen en que esta relación sea problemática. Uno de los problemas que enfrentamos es que las personas no toman conciencia de la presencia de estos factores individuales hasta que ya tienen un problema. Cuando el consumo genera problemas y la persona se alarma puede que sea un poco tarde, que ya existan consecuencias negativas o se presenten indicios de adicción a alguna sustancia.  

¿Cómo puede afectar a los estudiantes el consumo problemático?

Los principales problemas asociados al consumo son de salud mental, que además interactúan con otros problemas de salud mental, por ejemplo, se ha estudiado la relación del consumo de marihuana con los síntomas depresivos; muchas veces los exacerban o bien se confunden los efectos a largo plazo. Las personas que la consumen de manera regular y durante mucho tiempo pueden presentar ciertas alteraciones de la vivencia y de la conducta que pueden parecer depresión, pero en realidad son efecto de este consumo intenso y frecuente.

En el rendimiento académico hay distintas formas de verlo. Muchas veces el abuso de ciertas sustancias, como por ejemplo el alcohol, implica días de recuperación, de resaca y de estar como agotados, cansados y con sueño, son días no productivos en donde es difícil estudiar. Baja la capacidad de concentración, tienen menos energía, menos motivación. 

Teniendo en cuenta el rango etario ¿es importante el componente financiero?

Es frecuente que no se considere el costo económico asociado al uso de sustancias, porque hay algunas que son muy baratas, pero otras que no. Sabemos que nuestros estudiantes tienen un presupuesto acotado, son personas que difícilmente pueden trabajar, no siempre las familias pueden apoyarlos o mantenerlos para que puedan dedicar su tiempo a estudiar. 

Esto pensando no sólo en sustancias poco frecuentes como cocaína, tussy, sino también en las más frecuentes, como el alcohol, el tabaco, la marihuana. Por ejemplo, en el consumo de tabaco se puede calcular un gasto anual de alrededor de 300 mil pesos, entonces vale la pena darle una vuelta, preguntarse “¿Cuánto gasto en consumo por fin de semana?”, pueden ser entre 20 mil o 40 mil pesos que son necesarios para cubrir otras necesidades. 

Esto sin considerar que aquellas personas que tienen una relación más adictiva con la sustancia muchas veces se endeudan, porque el nivel de consumo no puede ser solventado por su propio presupuesto. 

Intervenciones preventivas

Intervención campus JGM

Durante tu colaboración ¿Cuál ha sido la postura de la institución?

Podría decir que en su mayoría las autoridades están preocupadas por el consumo que se observa en los distintos campus de la universidad. El solo hecho de que haya consumo implica una exposición a posibles eventos adversos: accidentes, peleas o algún grado de sobredosis. Situaciones que son peligrosas para los y las estudiantes.

Pero, quizás más importante, es observar que en las intervenciones que realizamos en formato de ferias hemos logrado percibir el alto interés que tienen los mismos estudiantes por recibir información, por mirar su propia relación con el consumo y poner atención a los indicadores de riesgo. 

¿Los y las estudiantes se interesan por el tema?

Si, personalmente me ha llamado la atención la cantidad de estudiantes que se han acercado a contarme de su relación con la marihuana y la preocupación por la forma en que están consumiendo, preguntando de qué manera podrían cuidarse o disminuir la posibilidad de “quedarse pegados/as”, lo que desde nuestra perspectiva es desarrollar una adicción. 

¿Qué acciones se están tomando al respecto? 

Existen intervenciones específicas con instrumentos que hemos usado en las ferias. Uno de ellos es el AUDIT, un instrumento screening que mediante muy pocas preguntas categoriza el nivel de riesgo en el patrón de consumo de alcohol de la persona y permite indicarle sobre los síntomas de un posible inicio de adicción. 

Ese resultado es acompañado de una consejería, pues hemos visto que para el alumno es interesante saber que su patrón de consumo actual es de bajo riesgo y que, por lo tanto, debe mantenerlo en ese rango o, cuando hay un consumo de riesgo intermedio, recibir la invitación a disminuir la cantidad o la frecuencia de consumo, para protegerse de desarrollar una adicción. 

¿En qué consisten estas consejerías?

Las consejerías son intervenciones breves, en general una conversación de entre 30 a 50 minutos, Aunque dependiendo del caso pueden ser un poco más largas, llegando a dos o tres sesiones. 

Lo que buscan es mostrarle al alumno el nivel de riesgo que tiene su consumo, para lo que usamos instrumentos como el mencionado AUDIT para el alcohol. Hay otro instrumento específico para marihuana y tenemos uno para el uso de cualquier droga. Se trata de instrumentos validados para población chilena, usados y recomendados por instituciones internacionales, por lo tanto son bastante confiables.

En base a ellos, lo que se hace es preguntar al estudiante sobre sus consumos, para decidir el instrumento a usar, luego se aplica, lo que toma entre 5 o 10 minutos, para posteriormente hablar acerca de los resultados, poniendo a disposición distintos recursos, redes de apoyo y derivación según necesidad, nivel y tipo consumo.

Camino por seguir 

En tu experiencia, ¿estás acciones internas van de la mano con lo recomendado?

Basado en evidencia y fundamentado en experiencia nacional, las principales estrategias recomendadas para la prevención del consumo de sustancias en contextos universitarios van en dos líneas:

Por una parte está la intervención breve, lo que menciono que hemos empezado a hacer en la universidad, mediante el uso de instrumentos de tamizaje que categorizan el riesgo y la posterior consejería.

Y por otra, el desarrollo de políticas preventivas. Considero que la Universidad debería trabajar en ello, es decir, que observe de qué manera pueden incorporarse prácticas, protocolos y estrategias de prevención a nivel institucional. Primero unificando un discurso de convencimiento y enfático respecto de que cualquier consumo de sustancias es de riesgo para la salud mental y bienestar, que muchas veces puede atentar contra la trayectoria académica, afectando el rendimiento.

Para eso es importante generar mesas de trabajo y diálogo con todos los estamentos, pero principalmente con los y las  estudiantes. Sentarse a conversar y a compartir su percepción respecto al uso de sustancias, las características propias de los distintos contextos y en conjunto definir cuáles serían las principales estrategias para abordarlo. En eso los estudiantes deberían ser clave para decidir cómo hacerlo.

¿Cuáles son las redes de acción y asistencia a nivel nacional?

El Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) tiene un curso disponible para las universidades que se puede instalar a nivel de cursos de formación general. Está orientado a generar un espacio inicial para reflexionar sobre el uso de sustancia y poder identificar algunas estrategias de autocuidado e indicadores de riesgo en el propio estudiante que hace el curso. 

Por otra parte, el fono ayuda (#1412) es una alternativa muy positiva. Son personas que atienden el teléfono las 24 horas, profesionales capacitados para orientar sobre dónde pedir ayuda, pero también para entregar información. Están capacitados para hacer estas intervenciones breves y pueden ayudar a la persona a identificar el nivel de riesgo y los pasos a seguir más adecuados para ese nivel.

Finalmente, a nivel país, el Consorcio de Universidades del Estado de Chile (CUECH) tiene un convenio con SENDA hace casi 15 años. En los próximos meses se va a desarrollar el lanzamiento de una propuesta de política pública para el estado, que propone un modelo de cultura preventiva, estrategias y recomendaciones para instituciones de educación superior respecto al consumo de drogas desde una perspectiva amplia. 

La Universidad de Chile ha tenido una participación relevante en el desarrollo del documento que sistematiza la experiencia de este consorcio durante los últimos 15 años y, además, hace un zoom específico en cómo abordar el autocuidado y promoverlo en relación al uso de sustancias, disminuir el riesgo en el uso de sustancias y cómo ayudar a los estudiantes a detectar su consumo cuando es riesgoso, así como los canales de ayuda respectivos.

NOTICIAS / Bienestar y Salud Mental

Desafiando Barreras: El potencial de las herramientas digitales en el cuidado de la salud mental

Antonio Salinas, Magister en Psicología Educacional y Conector de Salud Mental de la Red de Salud Digital de las Universidades del Estado, nos entrega su opinión sobre estas iniciativas.

No hay salud sin salud mental, es una poderosa frase que cada vez que se expresa amplifica el mensaje acerca de la relevancia del cuidado y la protección de la salud mental. Mensaje que es necesario continuar enunciando y extendiendo debido a que existe desinformación, mitos y a veces indolencias, respecto a la aflicción que conllevan los problemas y trastornos de salud mental en quienes lo sufren, y por simpatía, en quienes les rodean y quieren. 

Este mensaje es importante para las comunidades que conforman las universidades. En estas comunidades, paulatinamente la salud mental ha pasado desde el interés de un pequeño nicho de estudiantes, funcionarios/as y académicos/as, a ser parte de una conversación más abierta y transversal. Una conversación en la que se reflexiona sobre la salud mental en conjunto con otras características relevantes de la cultura y vida universitaria, como la convivencia, las prácticas de enseñanza-aprendizaje y las condiciones del entorno social más amplio del cual somos parte.

Dialogar de salud mental dentro de las universidades, informando este diálogo con los estudios y las experiencias locales, es en sí mismo, un recurso y factor de protección para la salud mental de la comunidad. Más aún, es una base necesaria para elaborar estrategias con sentido, efectivas y comunitarias. Cuando reconocemos que el problema es transversal y los desafíos por resolver son compartidos, como se ha evidenciado en estudios de carácter local e internacional (1,2) bien podemos abogar por respuestas de carácter comunitario y sistémicas. 

Desde la Red de Salud Digital de las Universidades del Estado (RSDUE, www.rsdue.cl), organización compuesta por 14 universidades del estado, nos hemos planteado el propósito de apoyar las estrategias de salud basadas en tecnologías de la información y comunicaciones. En este contexto, uno de nuestros pilares es colaborar en el cuidado de la salud mental de los/as estudiantes que son parte de nuestras comunidades universitarias. 

El entorno digital nos ofrece una apertura a recursos informativos y promocionales de salud mental, en formatos amigables, cercanos y de fácil difusión y acceso. Cuando estos recursos se encuentran fundamentados en evidencias o en consensos científicos, resultan útiles para fortalecer la salud mental de quienes los incorporan en su día a día, en su vida cotidiana.

Lo anterior resulta significativo, ya que estudios han señalado que el desconocimiento de nuestra salud mental es un factor que influye negativamente en el reconocimiento de los problemas, y la consecuente e importante búsqueda de ayuda (3). Aprender de salud mental, nos puede ayudar entonces a cuidarnos y también a cuidar de otro/as.

Nuevas herramientas, plataformas y aplicaciones digitales de salud mental emergen constantemente y nuestro llamado es a vigilar su calidad y nuestro propio consumo de información, sospechando de aquella que no incorpora fundamentos o evidencias. Los mitos y la desinformación relacionada con salud mental, puede conducir a acciones contraproducentes y ser perjudiciales, sosteniendo o profundizando las aflicciones. Mientras esto no sea abordado por un marco normativo, la sugerencia es utilizar el pensamiento crítico frente al mar de información existente y recurrir a información de calidad, proveniente de fuentes y medios confiables.

De forma complementaria, situados en el campo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, existen estrategias de apoyo, acompañamiento y tratamiento de salud mental. 

Actualmente, hay recursos a los cuales los/as estudiantes pueden acceder de manera simple. Por ejemplo, está disponible el chat “Hablemos de todo” del INJUV (4), que ofrece apoyo psicológico para jóvenes de entre 15 y 29 años, al que se puede acceder desde la página web del programa.

También se encuentran disponible el fono de apoyo del Ministerio de Salud, Salud Responde (5), en el cual se cuenta con psicólogos/as que pueden entregar orientación profesional. Se puede acceder a esta orientación marcando 600 360 7777, opción 2. Este mismo ministerio cuenta también con una línea de prevención del suicidio (6), disponible las 24 horas, dirigida a personas que estén enfrentando una emergencia o crisis de salud mental asociada al suicidio. Se accede discando *4141 en el celular.

Estás herramientas permiten acceder a más servicios, de forma oportuna, disminuyendo algunas de las barreras de acceso que se presentan cuando se busca ayuda u orientación en salud mental. Sin embargo, hay al menos una barrera que se sostiene, invisible pero resistente, y es el estigma que ha revestido la salud mental históricamente, esta barrera que evita que algunas personas que requieren apoyo se sientan tranquilas buscándolo, una barrera que es importante disminuir en conjunto, ya que se reproduce en nuestro espacio de interacción, en nuestras palabras y acciones cotidianas. Nuevamente, aprender de salud mental es una manera de disminuir estas barreras que subsisten en los mitos y la desinformación.

Desde la RSDUE, hemos preparado una serie de cápsulas con consejos, de estudiantes y para estudiantes, en colaboración con nuestros/as académicos/as expertos/as, acerca de cómo cuidar nuestra salud mental en la universidad, las que se encuentran disponibles en nuestra plataforma (7). En un futuro cercano aportaremos al ecosistema de salud mental digital con más contenido, además de actividades digitales promocionales y preventivas, abiertas a la comunidad estudiantil de las universidades que conforman la red.

Para terminar, me permito reproducir algunas palabras del presidente Boric en su cuenta pública del año 2023: “Nadie sabe el dolor que una persona puede cargar por dentro. Enjuiciémonos menos y escuchémonos más. Mirémonos a los ojos con empatía y cariño”. Que está invitación del presidente nos ayude a sostener en las prácticas formativas y relacionales, que son piedras angulares del sentido de la universidad y academia, una relación de empatía y concordia basada en la confianza y el respeto.

Fuentes:

  1. Martínez, P.,0 Jiménez-Molina, Á., Mac-Ginty, S., Martínez, V., Rojas, G. (2021). Salud mental en estudiantes de educación superior en Chile: una revisión de alcance con meta-análisis. Terapia psicológica, 39(3), 405-426. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082021000300405
  2. Auerbach, R. P., Mortier, P., Bruffaerts, R., Alonso, J., Benjet, C., Cuijpers, P., Demyttenaere, K., Ebert, D. D., Green, J. G., Hasking, P., Murray, E., Nock, M. K., Pinder-Amaker, S., Sampson, N. A., Stein, D. J., Vilagut, G., Zaslavsky, A. M., Kessler, R. C., & WHO WMH-ICS Collaborators (2018). WHO World Mental Health Surveys International College Student Project: Prevalence and distribution of mental disorders. Journal of abnormal psychology, 127(7), 623–638. https://doi.org/10.1037/abn0000362
  3. Furnham, A., & Swami, V. (2018). Mental health literacy: A review of what it is and why it matters. International Perspectives in Psychology: Research, Practice, Consultation, 7, 240-257. https://doi.org/10.1037/ipp0000094
  4. https://hablemosdetodo.injuv.gob.cl
  5. https://saludresponde.minsal.cl
  6. https://portalsaluddigital.minsal.cl/4141-linea-prevencion-del-suicidio
  7. www.rsdue.cl/salud-mental

Autor

Ps. Antonio Salinas

Magíster en Psicología Educacional y Conector de Salud Mental en la Red de Salud Digital de las Universidades del Estado

NOTICIAS / Actualidad

La Dirección de Salud celebra su sexto aniversario consolidando su compromiso con el bienestar estudiantil

La Dirección de Salud Estudiantil (DSE) fue creada con el objetivo de proponer y ejecutar políticas universitarias en temas de salud, vincularse con entidades internas y externas, además de gestionar la atención médica para estudiantes a través de SEMDA. En sus seis años de existencia se ha convertido en un pilar fundamental para ejecutar acciones que buscan ser un aporte en el bienestar y calidad de vida de los y las estudiantes de la U. de Chile.

El 25 de julio de 2017 se creó la Dirección de Salud Estudiantil (DSE) como parte de la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios (VAEC). Desde un comienzo se planteó que una de sus principales tareas sería gestionar el Servicio Médico y Dental de Alumnos (SEMDA), organismo que durante 90 años de existencia se ha encargado de proveer atención médica y dental para los y las estudiantes de la Universidad de Chile, pero que hasta ese momento no contemplaba incidir en otros ámbitos relevantes para la salud y el bienestar en el contexto de la vida universitaria.

Mantener y mejorar este servicio, además de planificar y ejecutar actividades de promoción y prevención a través de la educación, vinculando mediante estas acciones a distintas organizaciones y estamentos de la universidad, así como con actores externos, ha sido un eje central de la gestión en estos seis años de la dirección. La administración de los directores y directoras que la han liderado es muestra del compromiso de la universidad con la salud de sus estudiantes, en especial a la hora de responder ante los problemas que han tomado relevancia durante este periodo. 

Pamela Díaz-Romero, Vicerrectora (s) de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, confirma esto comentando que “durante estos seis años la Dirección de Salud ha trabajado en diversas áreas. Se ha avanzado en la elaboración de planes y programas que permitan una mejor calidad de vida de toda la comunidad universitaria, especialmente  durante este último año, relacionados con el cuidado de la salud mental. En este sentido, desde la vicerrectoría queremos impulsar la promoción y el autocuidado como pilares para la construcción de entornos saludables dentro de la Universidad”. 

Estas palabras cobran relevancia al tomar en cuenta que, durante su corta vida, la DSE ha tenido que responder ante importantes procesos sociopolíticos a nivel nacional, la crisis sanitaria provocado por el Covid-19 y la actual pandemia de problemas relacionados a salud mental, donde la población de estudiantes de educación superior ha sido uno de los grupos más afectados.

Gestiones orientadas al bienestar estudiantil

En sus seis años de historia, la DSE ha contado con dos directores y tres directoras: El Médico Cirujano Pedro Crocco fue el primero al mando, desempeñándose entre agosto de 2017 y mayo de 2018. Posteriormente asumió la también Médico Cirujana y Magíster en Salud Pública, María Ximena Luengo, entre junio de 2018 y marzo de 2020. A ella le sucedió el Periodista y Prof. Asoc. José Miguel Labrín, como director subrogante entre abril y diciembre de 2020. Luego fue Viviana Guajardo, médico Psiquiatra, quién lideró el espacio desde inicios de 2021 hasta abril de 2023, fecha en que asumió la Enfermera y Prof. Asoc. Ivonne Ahlers, actual directora.

Alejandra Gajardo, funcionaria administrativa con 30 años en la institución, vivió el cambio que significó la creación de la dirección. En su experiencia “cada director y directora que ha pasado ha demostrado un compromiso con el desarrollo del servicio médico para alumnos, mejorando la dotación de profesionales, obteniendo recursos para mejoras estructurales y modernizando el servicio”. A esto agrega que “la figura de la dirección ha permitido visibilizar las necesidades en salud de los estudiantes entre las autoridades de la universidad, logrando importantes avances en su corto tiempo de existencia”.

La Prof. Ahlers asumió el cargo con el desafío de concretar varias iniciativas planteadas por las direcciones anteriores, pero también con la idea de continuar consolidando la figura del organismo a nivel institucional, promoviendo el diálogo con autoridades y la ejecución de acciones en conjunto con las distintas facultades y espacios de la universidad. 

En palabras de la actual directora “este centro de salud ha ampliado su quehacer histórico. Ya no solo se preocupa de los problemas de salud físicos, psíquicos y odontológicos, sino que, como dirección, hemos definido un gran eje de acción que impulsa el desarrollo de estrategias comunitarias cuyo objetivo es la prevención de daños específicos a la salud y promoción de la salud y el bienestar estudiantil. Esto se realiza desde un punto de vista holístico e integral, potenciando factores protectores que nos lleven a minimizar aquellos factores de riesgo presentes en las personas y comunidades”.

Seis años de crecimiento

Desde su creación, la DSE ha impulsado una serie de acciones y proyectos que han sido clave para fortalecer la salud estudiantil en la Universidad de Chile. De igual forma, ha tenido un importante rol al dar respuesta ante situaciones a nivel país, que afectan a los estudiantes de la universidad.

Por ejemplo, durante el estallido social se tomó la decisión de colaborar con organizaciones estudiantiles mediante la donación de insumos que pudieran servir para labores de primeros auxilios. Así mismo, se atendió a estudiantes que sufrieron distintos tipos de traumas durante las manifestaciones. 

La contratación de nuevos profesionales de la salud para distintas áreas también ha sido un constante de todos los procesos directivos, fortaleciendo el acceso a la atención. Esto ha ido de la mano con la conformación de equipos destinados al desarrollo de iniciativas territoriales y digitales orientadas a la promoción y prevención en salud. 

En ese sentido, la salud mental ha sido uno de los principales focos de interés, sobre todo durante y luego de la crisis sanitaria de covid-19. En un principio, y ante la imposibilidad de tener atenciones presenciales, se fortaleció el equipo de psicología, continuando el apoyo y acompañamiento de forma remota, lo que se complementó con la habilitación de canales digitales para la difusión de información

Promoviendo la salud estudiantil: Acciones que marcan la diferencia

Luego de la pandemia se ha visibilizado una preocupante situación respecto a la salud mental en general. Como respuesta a esto se ha fortalecido el equipo de salud mental comunitaria, así como los distintos dispositivos de atención clínica. Recientemente la universidad fue anfitriona en el lanzamiento del plan gubernamental de trabajo intersectorial en salud mental para estudiantes de educación superior, dónde la DSE tendrá un lugar preponderante como parte de la mesa de trabajo. 

Sobre estas acciones, la Prof. Ahlers comenta que “la dirección de salud ha definido un modelo de atención escalonada o piramidal que nos permite priorizar la atención en temas de salud mental. Del mismo modo estamos haciendo esfuerzos por articular la red de atención de salud de la Universidad, no solo desde lo administrativo, sino que desde los aspectos técnicos y de modelo de atención”. 

A esto agrega una mención a Conciencia Saludable, proyecto que luego de años de trabajo está próximo a ser estrenado y que se espera sea un gran aporte en la temática.“Estamos ad-portas de lanzar una plataforma digital de salud mental que tendrá información de salud, talleres, cursos de formación general, mecanismos de atención del servicio de salud estudiantil” remata. 

Sumado a estas acciones, se encuentra la implementación de una ficha electrónica que actualmente permite la intercomunicación de los profesionales en los distintos centros, así como un mejor seguimiento del proceso de atención de los y las estudiantes. Junto con esto se habilitó una plataforma de agenda online para agilizar la toma de horas. 

Además, se ha fortalecido el equipo denominado “Comunidad saludable” que ha enfrentado los desafíos de poner en marcha ferias de salud en todos los campus de la universidad, avanzar en el diseño de una propuesta de política universitaria para salud mental y comenzar a diseñar una planificación para implementar la formación de alumnos mediante la metodología de pares. “Para desarrollar este trabajo, la DSE cuenta con un equipo multidisciplinario que trabaja con un alto grado de compromiso profesional e institucional, pero por sobre todo un compromiso con el bienestar de los estudiantes” declara la actual directora.

La DSE celebra su sexto aniversario posicionándose como principal referente en materia de salud para la comunidad universitaria. A lo largo de estos seis años, ha demostrado su capacidad para generar un impacto positivo en la vida de los y las estudiantes, liderando acciones que abarcan diversos ámbitos y problemáticas, tanto actuales como históricas. Con la mirada puesta en el bienestar estudiantil, la DSE se prepara para enfrentar nuevos desafíos, fortaleciendo su compromiso de promover una cultura de salud integral y brindar respuestas efectivas a las necesidades cambiantes de nuestra comunidad universitaria. 

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Mineduc y Minsal inician plan de trabajo intersectorial de salud mental para educación superior en la Casa Central de la U. de Chile

Durante la actividad, en que estuvieron presentes autoridades de gobierno, de instituciones de Educación Superior y líderes estudiantiles, se dieron a conocer los resultados del diagnóstico realizado por la Subsecretaría de Educación Superior en esta materia. Además, se anunció un Consejo Asesor encargado de preparar un plan de acción que estará terminado en diciembre de este año.

Pasada las 11.00 de la mañana en la Sala Enrique Sazié de la Casa Central de la Universidad de Chile se realizó el hito que marcó el inicio de la elaboración del primer plan nacional de salud mental para estudiantes de educación superior. El encuentro estuvo encabezado por el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana, la subsecretaría de Salud Pública, Andrea Albagli, y la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés.  Además, contó con la participación de altas autoridades de distintas instituciones de educación superior, expertos en salud mental y representantes de varias federaciones de estudiantes. 

La bienvenida estuvo a cargo de Pamela Díaz-Romero, Vicerrectora (s) de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, quien señaló que “las cifras de estudiantes afectados en su salud mental ha crecido de manera alarmante durante el proceso de retorno a la presencialidad”. Sin embargo, agregó que dentro de las distintas casas de estudio existen esfuerzos para “desarrollar estrategias que permitan la detección oportuna, la contención adecuada y la derivación eficaz de los casos complejos. Para esto es fundamental la colaboración de las instituciones de educación superior con los Ministerios de Educación y Salud”.

Luego, un grupo de expertos expuso sobre distintas iniciativas en curso y  las estrategias implementadas que buscan resguardar la salud mental en los estudiantes universitarios. El panel de especialistas, representantes de diferentes instituciones, estaba conformado por Vania Martínez,  directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay); Belén Vargas, asesora del departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsal); María Teresa Ramirez, especialista de Somos Comunidad del Ministerio de Educación (MINEDUC); Cristóbal Hernández, investigador del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP);  e Ivonne Ahlers, directora de Salud Estudiantil de la Universidad de Chile.  

Dentro de los puntos destacados, María Teresa Ramirez comentó que parte de la planificación del trabajo intersectorial es establecer el alcance de la acción institucional y gubernamental, así como la importancia de articular redes de trabajo.“Es importante entender que el bienestar y la salud mental es una condición para la garantía del derecho a educación, desde la educación inicial y como un proceso continúo, con espacios articulados de acompañamiento”, finalizó.

Por su parte, Cristóbal Hernández hizo énfasis en la importancia de las comunidades, comentando que “está demostrado que las personas desarrollamos nuestro máximo potencial cuando nos apoyamos y nos sentimos seguros. En el caso contrario, las relaciones interpersonales se transforman en un evento estresor”. Para complementar diciendo que “una buena calidad en estas relaciones ayuda a reflejar menor incidencia de síntomas depresivos”.

La profesora Ahlers expuso sobre el preocupante aumento en la gravedad y en el número de solicitudes de atención en salud mental en la Universidad de Chile, las que han crecido en un 167% en comparación a 2022. Además, presentó las acciones implementadas por la universidad en la materia, donde afirmó que “esta situación la hemos enfrentado mediante un modelo de atención escalonada que involucra un equipo multidisciplinario y que incluye actividades de promoción y prevención en salud, atención clínica de problemas de salud mental y continuidad del cuidado”.

Resultados diagnóstico

Dentro de la actividad, los subsecretarios de Educación Superior y Salud Pública expusieron sobre los resultados del Primer Diagnóstico Institucional en Salud Mental del Sistema de Educación Superior. Entre los hallazgos se dio a conocer que el 69,6% de las universidades cuentan con lineamientos sobre salud mental, en tanto, un 44,3% de las instituciones de educación técnico profesional poseen estas estrategias. 

El subsecretario Orellana afirmó que “hemos concluido el diagnóstico y vamos a pasar a la etapa de los hechos. Eso supone avanzar a constituir un comité asesor para terminar con un plan de acción en diciembre de este año”.

“Debemos reconocer que no hay salud sin salud mental. Su cuidado es continuo y se debe abordar desde lo preventivo hasta las atenciones en salud”, aseguró la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli. La especialista agregó que “se ha instalado un estigma respecto a los problemas de salud mental, lo que se transforma en una barrera de acceso. Las personas sienten vergüenza, no comparten ni conversan sus problemas y eso evita que reciban el cuidado oportuno”.

Por su parte, Sabina Orellana, presidenta FEUC y vocera oficial de la Confech, hizo un llamado a que este trabajo sea con los estudiantes y que “repensemos los modelos de estudios y de evaluación, las redes de apoyo de los estudiantes de regiones, el sistema de acompañamiento. Es posible tener una educación de excelencia y una cultura de bienestar, son compatibles. Estudiar no puede ser sufrimiento o ansiedad, la universidad no puede ser un espacio de riesgo, debe ser un espacio de disfrute”. 

Compromiso institucional

El lanzamiento del plan de trabajo intersectorial en salud mental para la educación superior tiene como objetivo principal fortalecer las acciones y políticas en este ámbito, fomentando la colaboración entre las instituciones de educación superior y el gobierno. 

La rectora Rosa Devés enfatizó la importancia de considerar la voz de las y los principales implicados en la elaboración de esta nueva política. “Los y las estudiantes tienen una fuerza muy grande para movilizarnos. Ellos y ellas deben ser protagonistas”, dijo.

Luego agregó que “hoy mostramos que las instituciones, junto con el Ministerio de  Educación y Salud, estamos trabajando articuladamente y esto es una ejemplo para otras políticas públicas”.

El rector de la Universidad de Valparaíso y presidente del Consorcio de Universidades del Estado de Chile (Cuech), Osvaldo Corrales, destacó que se trata de un proceso participativo que va a contar con la experiencias de las propias comunidades. En este sentido, aseguró que “es un hito extraordinariamente importante, que desde ya cuenta con el apoyo de las universidades públicas. Estamos preocupados por la salud mental de las y los estudiantes y también de quienes trabajamos en la educación superior”. 

De esta forma, se espera que este trabajo conjunto permita identificar áreas de mejora, promover la implementación de medidas preventivas y de atención en salud mental, así como garantizar el bienestar de los estudiantes.

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SEMDA inicia ciclo de terapias grupales para estudiantes

Luego de la exitosa experiencia de 2022, retorna el espacio de terapia grupal Semda.

En abril comenzarán las sesiones de terapia grupal dirigidas a estudiantes de la Universidad de Chile y organizadas por el equipo de salud mental de la Dirección de Salud Estudiantil (DSE). Se realizarán de forma presencial en el edificio de SEMDA central, ubicado en Avenida La Paz 1002, comuna de Independencia. Con grupos en distintos días y horarios, posibilitando su llegada a una gran cantidad de estudiantes.

Ante la evidencia de un aumento en la necesidad de ofrecer atenciones en salud mental, se perfeccionó este espacio que obtuvo buenos resultados durante 2022. Para ello se formó un equipo de terapeutas capacitados para conducir actividades de estás características, y que está a cargo de Yael Weinstein, coordinadora de Salud Mental de SEMDA.

Weinstein cuenta que el espacio de terapia grupal no es nuevo en SEMDA: “Los grupos partieron en 2018, antes de la pandemia, pero debieron suspenderse por la contingencia. Ahora, con la vuelta a la presencialidad y con un equipo renovado, nos enfrentamos al desafío de buscar nuevas estrategias para llegar a estudiantes.”Menciona.

Con este nuevo grupo, “durante 2022 volvimos a probar y a los buenos resultados se sumó el interés tanto de estudiantes como de los terapeutas. Dedicamos todo el segundo semestre a retroalimentarnos y capacitarnos para comenzar este año con nuevas ideas y cambios.” agrega. Esta formación para los terapeutas sirvió para formalizar el espacio grupal en SEMDA y lograr institucionalizarlo. “Era importante entenderlo como un espacio propio y no solo como uno subsidiario a la terapia individual.” complementa Maximiliano Muro, psicólogo del programa.

¿En qué consiste?

Las sesiones de terapia grupal están dirigidas a todas las personas que cursan estudios de pre o post grado en la Universidad de Chile y están interesadas en recibir atención en salud mental. Se realizan de forma presencial en SEMDA central y bajo la conducción de el/la terapeuta que guía la conversación.

En cuánto a la modalidad, los grupos son de diez estudiantes como máximo, buscando mantener un espacio cercano en el que tod@s tengan la oportunidad de interactuar. Por el momento, se han definido tres grupos y está programado que cada uno tenga 12 sesiones con una hora y media de duración. Además, se espera que cada terapeuta repita el ciclo por lo menos dos veces durante el año.

La coordinadora del programa expone que la adherencia mínima esperada es la participación en todas las sesiones del ciclo, sin perjuicio de que se pueda extender: “La idea es que tengan un modo corredor. Eso significa que aquellos que finalizan su periodo de doce sesiones pero creen que se pueden ver beneficiados del proceso siguiente, puedan seguir.” explica Weinstein.

A ojos del equipo, en la medida en que las sesiones avanzan los asistentes pueden apreciar que se trata de un espacio psicológico, seguro y de confianza, donde pueden hablar de lo que les acontece y de sus malestares. “Las personas están compartiendo el contexto universitario, tienen problemas afines y eso se pone en juego en la dinámica. Esto permite que el psicólogo analice el grupo y facilita que puedan hablar y trabajar estas temáticas.” explica Maximiliano Muro.

“La idea es que haya un compromiso de quienes se anoten. Que se entienda como un proceso terapéutico y que haya un compromiso al respecto, para que en la participación se puedan movilizar cosas y provocar un cambio” profundiza Irma Ahumada, Psicóloga comunitaria de SEMDA y una de las terapeutas del espacio.

¿Cómo inscribirse?

L@s estudiantes con interés en participar deben escribir un mail a irmahumada@u.uchile.cl, escribiendo “terapia grupal” en el asunto e indicando el grupo en que les interesa participar. Los horarios disponibles son:

  • Martes de 12:00 a 13:30 hrs.
  • Jueves de 11:30 a 13:00 hrs.
  • Jueves de 15:00 a 16:30 hrs.

Luego de la inscripción se contactará a la persona, pues está contemplada una breve entrevista para evaluar que sea el dispositivo correcto para su proceso terapéutico.

Sobre el pronto inicio de las sesiones y las inscripciones, Yael Weinstein remata: “Hay un grupo super capacitado y motivado que ha visto la efectividad del espacio ayudando a estudiantes de la universidad. Creo que estamos más preparados que nunca para llevarlo adelante.”

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2023, Universidad de Chile