Un análisis sobre los desafíos que nos presenta el 8M, con el propósito de repensar nuestras tareas en la construcción de un futuro más justo.
Han transcurrido casi 114 años de la primera conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, promulgada tras una serie de sucesos históricos que convergieron en transformar el 8 de marzo en un día de reconocimientos y lucha por las reivindicaciones de mujeres del mundo ante las deplorables y abusivas condiciones salariales y laborales, su carente derecho a sufragio, el inexistente ejercicio a decidir deliberadamente sobre su cuerpo, su salud y reproducción sexual, etc.
Estos elementos nos llevan a repensar sobre los avances y las problemáticas actuales a las que aún nos vemos enfrentadas mujeres cis y mujeres trans y, en ese tenor, sobre cómo se ve desafiada la sociedad en su conjunto.
Una de las grandes referentes del feminismo, Silvia Federici, filósofa, académica e historiadora, entrevistada por la revista Palabra Pública a través de esta casa de estudios en el 2021, nos advierte como la violencia nos corta la capacidad de vivir.
Por otra parte, es necesario comprender que la erradicación de las distintas formas de desigualdades implica necesariamente favorecer un tejido social desde una perspectiva más justa, solidaria y respetuosa encaminada hacia un bien común, más allá de las múltiples diferencias existentes. Es decir, posibilita un proceso de confluencia cultural que apunta a mejores condiciones de vida colectiva para quienes componemos este cuerpo social.

Por lo anterior cabe preguntarse, ¿Cuáles eran las condiciones históricas y la necesidad de pactar un estatuto simbólico y material de un 8M?, ¿En qué se asemeja con nuestro contexto histórico? y, ¿Cuáles son los desafíos para hoy con respecto a las reivindicaciones de mujeres?
Son preguntas que exigen un análisis riguroso y que pueden ser abarcables desde distintas veredas y en extenso. No obstante, desde el alcance que permite este documento, podrá referirse un común denominador que de forma muy sucinta y de la mano de los aportes de Silvia Federici, pretenden nombrar el origen de las segregaciones, es decir, explicitar las condiciones materiales e históricas, a objeto de visibilizar sus efectos, pero ante todo, repensar las tareas que tenemos por delante en la construcción de nuestro porvenir, como también de la responsabilidad que tenemos para cimentar una sociedad capaz de hacer frente a las estructuras de poder que oprimen a la humanidad.
8M desde una perspectiva histórico-social
Recogiendo los planteamientos de Federici, el origen de las opresiones de las mujeres y de la sociedad reside en el capitalismo, en tanto, una de sus principales tareas sociales, desde sus comienzos hasta la actualidad, ha sido transformar nuestra energía y nuestras facultades corporales en fuerza de trabajo. Por consiguiente, opera como un sistema de despojo hacia las mujeres al abstrarlas de la acumulación de riquezas tanto respecto de las fuerzas productivas (remuneradas) como reproductivas (impagas como el trabajo doméstico y/o de cuidado),.
Fueron precisamente las condiciones infrahumanas que las mujeres vivían en las industrias textiles y en las fábricas manufactureras, las extensas y dobles jornadas de trabajo remunerado para tratar de cubrir las necesidades básicas de sus hogares, así como el pago desigual por la misma cantidad de trabajo en relación a los hombres, los abusos sexuales al interior de las casas patronales, el uso de mujeres como productoras de personas esclavizadas, el trabajo de cuidado, etc.
Es decir, un sistema estructural de despojo y violencia, el que ha conllevado a la necesidad de denunciar las variadas formas de degradación y requerir organizarse entre mujeres para la transformación de los sistemas de explotación.

Como expone Federici, el capitalismo crea no tan solo condiciones materiales precarias sino, instaura un orden de competencia y mecanización. De ahí que se gestan formas de alienación al transformarse las personas en una pieza de un proceso con tareas atomizadas y no en quien decide sobre el proceso propiamente tal.
Asimismo, la institucionalización de la precariedad intensifica los niveles de miedo, de ansiedad e inseguridad en las personas al promover la competencia, el capacitismo e instaurar la supervivencia en lógicas individualistas. Estos son elementos que podemos seguir apreciando en la actualidad, pero con otras formas de expresión en contextos laborales, académicos y espacios sociales en general.
El espacio universitario: Una reflexión necesaria
Es dable apreciar como la comunidad universitaria es también un reflejo de este acontecer social de individualismo y de las distintas manifestaciones de violencia de género, para lo cual la política universitaria entre sus distintos estamentos ha comprometido programas y protocolos de prevención del acoso y de las múltiples violencias. Asimismo, la segregación social ha disminuido sus brechas, en tanto, ha sido parte de la política institucional el que la universidad deje de ser un espacio para una élite. Sin embargo, implica también un desafío más global y de responsabilidad social ante las estructuras de poder.
Es plausible señalar que un sistema que ejerce violencia estructural traducido en las múltiples esferas de la vida, crea malestar subjetivo y colectivo, en términos de las condiciones materiales, de la salud mental, de la devastación de los recursos naturales, el empobrecimiento de las relaciones sociales, la automatización del trabajo, la mecanización y cosificación del cuerpo, el acoso, etc.
En definitiva, acorde a Federici un problema estructural significa que las condiciones económicas en las cuales la mayoría de las mujeres estamos obligadas a vivir nos sitúan en una posición de vulnerabilidad. Cabe destacar que en lo relacionado a las formas más graves de la violencia de género, desde inicio del 2025 a la fecha existen a nivel país 9 femicidios consumados y 47 femicidios frustrados. (SERNAMEG).

En nuestra casa de estudios un 14,7% las personas entrevistadas, declara haber vivido acoso sexual durante su proceso universitario con una prevalencia en las mujeres, acorde a lo que arrojó el primer estudio sobre acoso sexual realizado en la Universidad de Chile el año 2016.
En consecuencia, las tareas pendientes, enfatiza Federici, son esencialmente aquello que ha venido articulándose en los movimientos feministas, de mujeres y sectores populares que también hemos podido presenciar en nuestra historia más reciente, requiriéndose del fortalecimiento para:
- Afianzar la capacidad de organización y de educación no sexista.
- Reanimar la lucha feminista u otras en pos de la elaboración de estrategias en contra de las diversas formas de deshumanización y devastación de los recursos naturales.
- El levantamiento de la valoración material y simbólica del trabajo reproductivo y de cuidado
- La concentración de las fuerzas que luchan por un buen vivir y un bien comunitario con horizontes hacia la erradicación de las violencias de género.
Las ideas aquí vertidas son nociones levantadas y trabajadas no meramente por Silvia Federici sino también por variadas autoras del feminismo negro, comunitario, el ecofeminismo y tantas más, en la emancipación social por erradicar toda forma de violencia de género y toda forma de opresión.
En tal sentido, todas y cada una de las personas y de nosotras mismas, podemos fortalecer día a día desde nuestros propios espacios, nuestras aulas, nuestros territorios, comunidades, hogares, etc, y, desde nuestro quehacer, ese legado que aún no acaba de escribirse, porque no se trata solo de un 8 de marzo, sino de la vida.
“El contenido expuesto se proporciona sólo con fines informativos y no constituye consejo médico o de tratamiento. Si tú u otra persona que conoces presenta dificultades de salud mental, es importante solicitar ayuda. Encuentra información en la sección: Canales de Ayuda de nuestra plataforma”.
Fuentes:
- Federici, S. (2015). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Ed. Traficantes de Sueños. Madrid, España.
- Federici, S. (2022). Ir más allá de la piel. Repensar, rehacer y reivindicar el cuerpo en el capitalismo contemporáneo. Ed. Tinta Limón, Buenos Aires, Argentina.
- Perrot, M. (2008). Mi historia de las mujeres. Ed. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina.
- Poo, X. (26 de octubre de 2021). El Cono Sur trae al mundo la lucha de las mujeres. Revista Palabra Pública.
- Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SERNAMEG) Femicidios. 06 de marzo 2025. https://www.sernameg.gob.cl
- Universidad de Chile. Dirección de Igualdad de Género. Acoso en el Campus. El acoso sexual en la Universidad de Chile. Santiago, Chile. 2019.