¿Qué rol pueden tener los varones en el 8M? Más allá de hacerse a un lado, proponemos acciones para reflexionar y contribuir activamente.
Si estás leyendo este artículo, probablemente te habrá llamado la atención que hablemos de varones un 8 de marzo, y no de sus protagonistas, las mujeres.
Como es de público conocimiento el 8 de marzo se conmemora -distinto a celebración- el día internacional de la mujer en honor a las mártires de Chicago (mujeres trabajadoras que murieron quemadas en su lugar de trabajo).
Este día ha alcanzado especial relevancia los últimos años porque ha permitido visibilizar las condiciones de desigualdad en las que viven las mujeres respecto de los hombres.
En Chile, se han convertido en tradición las marchas que se realizan en conmemoración de este día, y que agrupan a mujeres y organizaciones de mujeres en los distintos centros urbanos del país. Así como actividades y conversatorios en los centros de trabajo o de estudio. Como ejemplo, este año nuestra casa de estudios realizó un panel de conversación titulado ‘Desafíos de la Agenda de Igualdad de Género en el actual contexto político y social: el rol de las universidades’ , el día viernes 7 de marzo.
Es en este contexto que resulta pertinente la pregunta: ¿qué rol tenemos – o podemos tener- los varones en un día como este?
Una de las primeras ideas que se nos puede venir a la cabeza es hacernos a un lado, no pronunciarnos o dejar que las mujeres vivan con protagonismo este día. Sin embargo, si tenemos la inquietud, la motivación o consideramos que podemos ser un aporte en disminuir las desigualdades históricas que viven las mujeres, hay acciones concretas que podemos ensayar este día (y digo ensayar porque, si queremos comprometernos con esta lucha, es necesario que podamos ejercitar estas acciones durante todo el año).
Facilita los espacios de organización y participación de las mujeres con las que convives, trabajas o estudias: puede ser desde quedarte trabajando en reemplazo de tu(s) compañera(s) de trabajo o asumir las responsabilidades que usualmente realiza tu compañera, amiga, hermana o familiar, para que estas puedan participar y organizarse este día.
Respeta los espacios separatistas: en ocasiones pensamos que el feminismo es uno solo, o que no existen diferencias en el pensamiento feminista. Todo lo contrario, existen muchos feminismos, cada uno con sus propios énfasis, con discusiones y tensiones. Si te encuentras con un espacio separatista (que solo considera la participación de mujeres, por ejemplo, en la marcha) se respetuoso, puedes participar de otro segmento de la marcha que tengan espacios mixtos.
Convoca a otros varones a reflexionar sobre el género y la sexualidad y cómo tomamos parte en ello (aquí un insumo): Puedes organizar una charla o la discusión de algún tema (con el respaldo de algún texto) y plantearte preguntas junto a otros sobre cómo podemos aportar y trabajar por la igualdad de género. Como señala el politólogo argentino, Luciano Fabbri, “para que el patriarcado caiga, tenemos que dejar de sostenerlo”.
Adopta una escucha activa: podemos tomar atención a las distintas demandas, reflexiones o malestares que las mujeres de nuestro alrededor enuncian en el marco de este día, y reflexionar sobre cómo podemos colaborar el resto del año en esta lucha por la igualdad.
Si algunas de las reflexiones o demandas que surgen en el marco de esta conmemoración te remueven o interpelan, puedes consultar en el espacio de atención de la Dirección de Salud Estudiantil y podemos organizar un taller o una charla, no solo este día, sino que durante el año.
No dudes en escribirnos con copia a los siguientes correos:
Dirección de Salud Estudiantil: <dse.uchile@uchile.cl>
Equipo Comunidad Saludable (Organización de talleres e intervenciones territoriales): <irmahumada@u.uchile.cl>
“El contenido expuesto se proporciona sólo con fines informativos y no constituye consejo médico o de tratamiento. Si tú u otra persona que conoces presenta dificultades de salud mental, es importante solicitar ayuda. Encuentra información en la sección: Canales de Ayuda de nuestra plataforma”.
Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud en conmemoración de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero, ¿qué entendemos por este concepto? Te invitamos a reflexionar.
Un análisis sobre los desafíos que nos presenta el 8M, con el propósito de repensar nuestras tareas en la construcción de un futuro más justo.
Han transcurrido casi 114 años de la primera conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, promulgada tras una serie de sucesos históricos que convergieron en transformar el 8 de marzo en un día de reconocimientos y lucha por las reivindicaciones de mujeres del mundo ante las deplorables y abusivas condiciones salariales y laborales, su carente derecho a sufragio, el inexistente ejercicio a decidir deliberadamente sobre su cuerpo, su salud y reproducción sexual, etc.
Estos elementos nos llevan a repensar sobre los avances y las problemáticas actuales a las que aún nos vemos enfrentadas mujeres cis y mujeres trans y, en ese tenor, sobre cómo se ve desafiada la sociedad en su conjunto.
Una de las grandes referentes del feminismo, Silvia Federici, filósofa, académica e historiadora, entrevistada por la revista Palabra Pública a través de esta casa de estudios en el 2021, nos advierte como la violencia nos corta la capacidad de vivir.
Por otra parte, es necesario comprender que la erradicación de las distintas formas de desigualdades implica necesariamente favorecer un tejido social desde una perspectiva más justa, solidaria y respetuosa encaminada hacia un bien común, más allá de las múltiples diferencias existentes. Es decir, posibilita un proceso de confluencia cultural que apunta a mejores condiciones de vida colectiva para quienes componemos este cuerpo social.
Por lo anterior cabe preguntarse, ¿Cuáles eran las condiciones históricas y la necesidad de pactar un estatuto simbólico y material de un 8M?, ¿En qué se asemeja con nuestro contexto histórico? y, ¿Cuáles son los desafíos para hoy con respecto a las reivindicaciones de mujeres?
Son preguntas que exigen un análisis riguroso y que pueden ser abarcables desde distintas veredas y en extenso. No obstante, desde el alcance que permite este documento, podrá referirse un común denominador que de forma muy sucinta y de la mano de los aportes de Silvia Federici, pretenden nombrar el origen de las segregaciones, es decir, explicitar las condiciones materiales e históricas, a objeto de visibilizar sus efectos, pero ante todo, repensar las tareas que tenemos por delante en la construcción de nuestro porvenir, como también de la responsabilidad que tenemos para cimentar una sociedad capaz de hacer frente a las estructuras de poder que oprimen a la humanidad.
8M desde una perspectiva histórico-social
Recogiendo los planteamientos de Federici, el origen de las opresiones de las mujeres y de la sociedad reside en el capitalismo, en tanto, una de sus principales tareas sociales, desde sus comienzos hasta la actualidad, ha sido transformar nuestra energía y nuestras facultades corporales en fuerza de trabajo. Por consiguiente, opera como un sistema de despojo hacia las mujeres al abstrarlas de la acumulación de riquezas tanto respecto de las fuerzas productivas (remuneradas) como reproductivas (impagas como el trabajo doméstico y/o de cuidado),.
Fueron precisamente las condiciones infrahumanas que las mujeres vivían en las industrias textiles y en las fábricas manufactureras, las extensas y dobles jornadas de trabajo remunerado para tratar de cubrir las necesidades básicas de sus hogares, así como el pago desigual por la misma cantidad de trabajo en relación a los hombres, los abusos sexuales al interior de las casas patronales, el uso de mujeres como productoras de personas esclavizadas, el trabajo de cuidado, etc.
Es decir, un sistema estructural de despojo y violencia, el que ha conllevado a la necesidad de denunciar las variadas formas de degradación y requerir organizarse entre mujeres para la transformación de los sistemas de explotación.
Como expone Federici, el capitalismo crea no tan solo condiciones materiales precarias sino, instaura un orden de competencia y mecanización. De ahí que se gestan formas de alienación al transformarse las personas en una pieza de un proceso con tareas atomizadas y no en quien decide sobre el proceso propiamente tal.
Asimismo, la institucionalización de la precariedad intensifica los niveles de miedo, de ansiedad e inseguridad en las personas al promover la competencia, el capacitismo e instaurar la supervivencia en lógicas individualistas. Estos son elementos que podemos seguir apreciando en la actualidad, pero con otras formas de expresión en contextos laborales, académicos y espacios sociales en general.
El espacio universitario: Una reflexión necesaria
Es dable apreciar como la comunidad universitaria es también un reflejo de este acontecer social de individualismo y de las distintas manifestaciones de violencia de género, para lo cual la política universitaria entre sus distintos estamentos ha comprometido programas y protocolos de prevención del acoso y de las múltiples violencias. Asimismo, la segregación social ha disminuido sus brechas, en tanto, ha sido parte de la política institucional el que la universidad deje de ser un espacio para una élite. Sin embargo, implica también un desafío más global y de responsabilidad social ante las estructuras de poder.
Es plausible señalar que un sistema que ejerce violencia estructural traducido en las múltiples esferas de la vida, crea malestar subjetivo y colectivo, en términos de las condiciones materiales, de la salud mental, de la devastación de los recursos naturales, el empobrecimiento de las relaciones sociales, la automatización del trabajo, la mecanización y cosificación del cuerpo, el acoso, etc.
En definitiva, acorde a Federici un problema estructural significa que las condiciones económicas en las cuales la mayoría de las mujeres estamos obligadas a vivir nos sitúan en una posición de vulnerabilidad. Cabe destacar que en lo relacionado a las formas más graves de la violencia de género, desde inicio del 2025 a la fecha existen a nivel país 9 femicidios consumados y 47 femicidios frustrados. (SERNAMEG).
En nuestra casa de estudios un 14,7% las personas entrevistadas, declara haber vivido acoso sexual durante su proceso universitario con una prevalencia en las mujeres, acorde a lo que arrojó el primer estudio sobre acoso sexual realizado en la Universidad de Chile el año 2016.
En consecuencia, las tareas pendientes, enfatiza Federici, son esencialmente aquello que ha venido articulándose en los movimientos feministas, de mujeres y sectores populares que también hemos podido presenciar en nuestra historia más reciente, requiriéndose del fortalecimiento para:
Afianzar la capacidad de organización y de educación no sexista.
Reanimar la lucha feminista u otras en pos de la elaboración de estrategias en contra de las diversas formas de deshumanización y devastación de los recursos naturales.
El levantamiento de la valoración material y simbólica del trabajo reproductivo y de cuidado
La concentración de las fuerzas que luchan por un buen vivir y un bien comunitario con horizontes hacia la erradicación de las violencias de género.
Las ideas aquí vertidas son nociones levantadas y trabajadas no meramente por Silvia Federici sino también por variadas autoras del feminismo negro, comunitario, el ecofeminismo y tantas más, en la emancipación social por erradicar toda forma de violencia de género y toda forma de opresión.
En tal sentido, todas y cada una de las personas y de nosotras mismas, podemos fortalecer día a día desde nuestros propios espacios, nuestras aulas, nuestros territorios, comunidades, hogares, etc, y, desde nuestro quehacer, ese legado que aún no acaba de escribirse, porque no se trata solo de un 8 de marzo, sino de la vida.
“El contenido expuesto se proporciona sólo con fines informativos y no constituye consejo médico o de tratamiento. Si tú u otra persona que conoces presenta dificultades de salud mental, es importante solicitar ayuda. Encuentra información en la sección: Canales de Ayuda de nuestra plataforma”.
Fuentes:
Federici, S. (2015). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Ed. Traficantes de Sueños. Madrid, España.
Federici, S. (2022). Ir más allá de la piel. Repensar, rehacer y reivindicar el cuerpo en el capitalismo contemporáneo. Ed. Tinta Limón, Buenos Aires, Argentina.
Perrot, M. (2008). Mi historia de las mujeres. Ed. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina.
Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud en conmemoración de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero, ¿qué entendemos por este concepto? Te invitamos a reflexionar.
La forma en que nos vinculamos con quienes nos rodean y los espacios que habitamos, físicos o digitales, pueden marcar la diferencia en nuestro bienestar.
El Ciberacoso es un fenómeno de interacción entre pares complejo que conlleva serias consecuencias sociales y personales. Se trata de un tipo de bullying entre pares donde se utilizan dispositivos y medios virtuales para ejercer daños de distinto orden como:
Recibir mensajes vulgares, agresivos, amenazadores, hirientes o desagradables a través de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación)
Imágenes o mensajes degradantes, difamatorios, sexistas, racistas u homófobos a través de distintos medios de comunicación.
Suplantación de identidad virtual (por ejemplo, en Tik-Tok, Instagram, Facebook o Twitter).
Ser excluido deliberadamente de un grupo o comunidad en línea.
Las consecuencias del ciberacoso pueden expresarse en distintos registros de la vida de los jóvenes como:
Problemas emocionales: como síntomas depresivos y ansiosos, baja autoestima, sensación de amenaza hacia su confianza emocional y corporal e incluso pensamientos suicidas;
Problemas de comportamiento y académicos: como la disminución del compromiso con los estudios y del rendimiento académico, la falta de asistencia a clase y la dificultad para cumplir las tareas académicas debido a la disminución de la productividad, la autoconfianza y la concentración;
Problemas relacionales: tanto en la universidad como fuera de ella, incluido el fin de amistades y relaciones románticas.
¿Cómo podemos prevenir el ciberacoso como comunidad universitaria?
Cualquiera puede convertirse en víctima de ciberacoso. Debemos avanzar hacia una desnaturalización de estas prácticas y su silenciamiento. Entonces, si ves que esto le está ocurriendo a alguien que conoces, intenta ofrecerle soporte y apoyo.
Es importante que escuches a tu amigo(a): ¿Cómo se siente? ¿Por qué quiere o no denunciar? Cuéntale que no tiene que hacer una denuncia formal si no está preparado/a, pero que es muy importante que hable con alguien que pueda ayudarle. Puedes recordarle que las Direcciones de Asuntos Estudiantiles cuentan con profesionales y espacios de escucha donde se puede conversar sobre estos temas.
Recuerda que posiblemente tu amigo(a) se siente indefenso(a). Trátalo(a) amablemente y ayúdale a pensar en lo que podría decir y a quién. Ofrécete a acompañarlo(a) si decide denunciar lo que le está ocurriendo. Pero lo más importante es recordarle que estás ahí para él o ella, y que quieres ayudarle.
Si tu amigo(a) aún no desea denunciar el incidente, entonces apóyalo(a) tratando de encontrar las redes de apoyo pertinentes en la Universidad y también de confianza que pueda ayudarle a afrontar la situación. Recuerda que hay situaciones en las que el ciberacoso puede tener consecuencias importantes en la salud mental.
No hacer nada puede llevar a la persona a pensar que todos están contra ella/elle/él o que a nadie le importa. Tus palabras pueden marcar la diferencia.
Si bien esta entrevista se centra en lo parental, contiene varios consejos útiles para ser un apoyo ante una situación de ciberacoso.
Se espera que la entrada en vigencia de la Ley Karim sea un aporte en la prevención del acoso no solo en el ámbito laboral. Actualmente inició un proceso de consulta pública sobre algunos de los insumos que acompañarán su implementación
¿Qué puedes hacer si estás sufriendo ciberacoso en la Universidad?
Si piensas que te están acosando, lo primero que debes hacer es buscar ayuda de alguien en quien confíes, por ejemplo tu padre o tu madre, un familiar cercano u otro adulto de confianza. En la Universidad puedes hablar con un(a) psicólogo(a) de la DAE o tu profesor(a) de confianza para que te oriente sobre las redes, ya sea online o en persona.
Si el acoso ocurre en una plataforma social, piensa en la posibilidad de bloquear al acosador e informar sobre su comportamiento en la propia plataforma. Es conveniente reunir pruebas –mensajes de texto y capturas de pantalla de las publicaciones en las redes sociales– para mostrar lo que está ocurriendo.
Para que el ciberacoso se detenga, no solo hay que detectarlo. Es fundamental denunciarlo. También puede ser importante mostrar al acosador que su comportamiento es inaceptable. Recuerda que la Universidad tiene un Protocolo de actuación ante denuncias sobre acoso sexual, violencia de género, acoso laboral y discriminación arbitraria (2019).
“El contenido expuesto se proporciona sólo con fines informativos y no constituye consejo médico o de tratamiento. Si tú u otra persona que conoces presenta dificultades de salud mental, es importante solicitar ayuda. Encuentra información en la sección: Canales de Ayuda de nuestra plataforma”.
Fuentes:
Cassidy, W., Faucher, C., & Jackson, M. (2013). Cyberbullying among youth: A comprehensive review of current international research and its implications and application to policy and practice. School Psychology International: Special Issue on Cyberbullying, 34(6), 575–612.
Condeza, R., & Fontcuberta, M. (2015). Redes sociales: luces y sombras en el ámbito de la Comunicación & Educación (pp.51-78). In V. Tomé, E. Bévort, & V. Reia-Baptista (Eds.). Research on social media: a glocal view/ Investiugacao em media sociais: uma visiao glocal. Lisboa: RVJ.
Faucher, C., Jackson, M., & Cassidy, W. (2015). When online exchanges byte: An examination of the policy environment governing cyberbullying at the university level. Canadian Journal of Higher Education/ Revue canadienne d’enseignement supérieur, 45(1), 102-121.
Myers, C., & Cowie, H. (2017). Bullying at university: The social and legal contexts of cyberbullying among university students. Journal of Cross Cultural Psychology, 48(8), 1172-1182.
Ortega-Ruíz, R., & Zych, I. (2016). La ciberconducta y la psicología educativa: retos y riesgos. Psicología Educativa, 22, 1-4.
Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud en conmemoración de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero, ¿qué entendemos por este concepto? Te invitamos a reflexionar.