La lactancia materna no solo nutre: también protege la salud mental, fortalece vínculos y promueve el bienestar familiar y comunitario. Reflexionamos sobre su valor desde una mirada empática, informada y sin juicios.
La lactancia materna se promueve como un acto de salud integral que impacta en el bienestar físico y emocional, fomentando vínculos seguros y conciencia comunitaria. Pero su valor va mucho más allá de la nutrición: es una práctica que incide en la salud mental, la equidad de género y la construcción de redes de cuidado desde los primeros días de vida.
En el contexto universitario, hablar de lactancia materna puede parecer lejano, pero es una conversación que nos interpela. Comprender su importancia, promover entornos respetuosos y acompañar sin juicios son formas concretas de construir una comunidad más inclusiva y consciente. Exploramos la lactancia desde múltiples dimensiones: su impacto emocional, sus beneficios protectores, los desafíos que enfrentan quienes no pueden o no desean amamantar, y las oportunidades para generar cambios desde el entorno académico.
Lactancia materna y salud mental
Entre el 1 y el 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, ocasión que nos invita a reflexionar sobre la importancia de este acto natural no solo como fuente de nutrición, sino también como un pilar en la salud mental, el bienestar biopsicosocial y la construcción de vínculos seguros desde los primeros días de vida.
Desde la Enfermería, se reconoce la lactancia materna como una estrategia fundamental de promoción de la salud, que trasciende el ámbito clínico y se sitúa también en espacios educativos, familiares y comunitarios.
La lactancia materna no solo entrega nutrientes esenciales al recién nacido. Diversas investigaciones coinciden en que su práctica reduce el riesgo de desarrollar trastornos del ánimo y depresión postparto en la madre, aumentando los niveles de autoestima y bienestar emocional al favorecer la liberación de oxitocina, hormona vinculada con la calma, la conexión emocional y el apego.
Para los lactantes, la experiencia de un vínculo temprano y consistente con su cuidadora principal tiene efectos positivos en la regulación del estrés, el desarrollo de la empatía y la construcción de relaciones sanas a lo largo de la vida. Estas dimensiones son fundamentales para el desarrollo de la resiliencia y el afrontamiento emocional, sobre todo cuando se acompaña de intervenciones que refuerzan la salud mental perinatal, integrando apoyo psicosocial desde la atención primaria de salud.
Además, desde el punto de vista social, fomentar entornos favorables a la lactancia (como salas de lactancia en instituciones educativas, jornadas flexibles y acompañamiento profesional) fortalece una cultura de cuidado, corresponsabilidad y equidad.
Para ahondar, puedes revisar el manual de acompañamiento sobre lactancia desarrollado por el Ministerio de Salud:
También es válido no amamantar
Sin embargo, es importante recordar que la maternidad no es un proceso homogéneo, y que existen múltiples razones (emocionales, médicas, personales o sociales) por las cuales algunas mujeres no pueden o no desean dar leche materna. Este acto, aunque altamente recomendado desde el punto de vista de la salud pública, debe promoverse desde una mirada libre de juicios, empática y centrada en la realidad de cada familia.

Algunas madres experimentan culpa o tristeza al no poder amamantar, mientras que otras eligen no hacerlo por lo demandante del proceso o por decisiones personales igualmente legítimas. Todas estas experiencias deben validarse y respetarse. La alimentación infantil, sea mediante lactancia materna o fórmula, puede ser una experiencia nutritiva y afectiva si se da en un entorno de contención y cuidado. No se trata de imponer una práctica única, sino de acompañar a cada madre en su camino, brindando información clara y apoyo emocional, sin estigmas ni exigencias irreales.
La promoción de la lactancia materna, entonces, debe ir de la mano con la promoción de una maternidad consciente, libre e informada, donde se respete la autonomía de las mujeres y se eviten discursos que generen culpa o exclusión.
Lactancia en el espacio universitario
La comunidad estudiantil es un espacio clave para sensibilizar y educar respecto a la importancia de la lactancia. Algunas acciones concretas que se pueden impulsar desde los centros educativos son la implementación de espacios seguros para la lactancia dentro de los campus universitarios y fomentar el acompañamiento entre pares, promoviendo redes de apoyo respetuosas y libres de estigma. Estos espacios y redes son tanto para quienes den lactancia materna como para quienes por diversas razones no puedan llevarla a cabo, ya que, de igual forma esas madres merecen un espacio seguro para alimentar a sus hijos.
¿Conoces los espacios habilitados para cuidado y lactancia en la Universidad de Chile? Te invitamos a revisar el detalle en el post de nuestro Instagram.
Estas acciones no solo benefician a quienes están en etapa de lactancia, sino que contribuyen al desarrollo de una comunidad empática, informada y comprometida con el bienestar integral.
Hablar de lactancia materna es hablar de cuidado, salud mental, respeto y vínculos humanos. El llamado a la comunidad estudiantil es para informarse, apoyar y valorar esta práctica, entendiendo que promover la lactancia es también promover una sociedad más consciente, sana y solidaria.