Muchas veces escuchamos que la vida universitaria puede ser una etapa muy estresante, pero ¿qué significa este concepto? te compartimos información que te ayudará a entenderlo.
El estrés es un proceso de tensión y activación psico-fisiológica que se da frente a distintas exigencias de la vida, en eventos en que la persona percibe que se exceden sus recursos y donde puede estar en riesgo su supervivencia o bienestar.
Existen diversas situaciones que pueden generar estrés, por ejemplo, un duelo, haber experimentado situaciones de riesgo, la separación de relaciones significativas, la incertidumbre económica o cambios en la rutina cotidiana. En el contexto universitario eventos estresores pueden ser evaluaciones académicas, sobrecarga de tareas y trabajos o tiempos limitados para la realización de trabajos.
La intensidad de la respuesta de estrés dependerá de la valoración que la persona haga tanto de la situación estresante como de sus recursos de afrontamiento. En este sentido, el modo en que cada persona lidia con el estrés es diferente y dependerá de diversos factores, como por ejemplo sus características de personalidad, las circunstancias sociales y económicas en que se encuentra, así como elementos propios de su historia vital.
¿Cómo funciona el estrés?
Cuando una persona se encuentra frente a una situación estresante se activan una serie de cambios neuro-endocrinos, liberándose por ejemplo catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) que producen un conjunto de respuestas fisiológicas que preparan al organismo para hacer frente a la situación de emergencia. Esto permite que se incremente la actividad del sistema cardiovascular, se produzca una tensión muscular generalizada, entre otros. Asimismo, se movilizan conductas de afrontamiento que buscan acabar con el evento desencadenante de estrés. A esto se conoce como fase de reacción de alarma.
Si la situación se mantiene, se entra en fase de resistencia, donde el organismo trata de adaptarse manteniendo elevada la activación fisiológica. En esta fase se libera cortisol a fin de restaurar el equilibrio homeostático y frenar el desgaste del organismo.
Sin embargo, si la situación estresante se prolonga, se pasa a una fase de agotamiento, donde los elevados niveles de cortisol pueden terminar por ocasionar efectos negativos como la disminución de la respuesta inmunitaria, incremento de presión arterial y tasa cardíaca, daños en tejidos e incluso aparición de enfermedades. En esta fase el organismo carece de los recursos para seguir haciendo frente al evento estresor y se agota, poniendo en riesgo la salud e incluso supervivencia de la persona.
A esto último se le conoce como distrés, que es cuando los efectos del estrés pueden tornarse negativos y causar daños a la salud. Esto a diferencia del eustrés, que se refiere a la activación que permite responder y afrontar la situación estresante de manera funcional o adaptativa.
Por lo anterior, es importante aprender a afrontar las situaciones estresantes de manera asertiva, lo que nos ayudará a mejorar nuestro bienestar físico y mental y prevenir los efectos nocivos del estrés prolongado.
¿Es lo mismo que la ansiedad?
El estrés es una respuesta a una causa identificable y desaparece una vez que la situación se ha resuelto. Por ejemplo, puede desencadenarse ante el hecho de tener que rendir una evaluación, pero disminuye cuando ésta ha sucedido.
Por su parte, la ansiedad hace referencia a un estado emocional de agitación o inquietud provocado por la anticipación respecto a una situación que se percibe como potencialmente peligrosa. Podríamos decir que la ansiedad es una de las formas en las que las personas responden o hacen frente al estrés y, por lo general, es experimentada de forma más interna y de manera independiente a los estímulos que provocan el estrés.
En este sentido, es posible experimentarlos al mismo tiempo y ambos pueden llegar a repercutir en nuestro bienestar físico y mental.
Sobre esto, te invitamos a revisar el video “Hablemos de Ansiedad”, desarrollado por el Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes “Imhay” y el Instituto Nacional de la Juventud “INJUV”:
“El contenido expuesto se proporciona sólo con fines informativos y no constituye consejo médico o de tratamiento. Si tú u otra persona que conoces presenta dificultades de salud mental, es importante solicitar ayuda. Encuentra información en la sección: Canales de Ayuda de nuestra plataforma”.
Fuentes
- Organización Mundial de la Salud (2023). Estrés. Preguntas y respuestas.
- Sierra, J.C., Ortega, V., Zubeidat, I. (2003). Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar. Revista Mal-estar E Subjetividade, vol. 3, núm. 1, pp. 10 – 59.
- Castillo, M.D. y González, P. (2010). Estrés y ansiedad. Relación con la cognición. 11° congreso virtual de psiquiatría, Universidad de La Laguna (España).
- Espinoza, A., Pernas, I. y González, R. (2018). Consideraciones teórico metodológicas y prácticas acerca del estrés. Rev Hum Med vol.18 no.3 Ciudad de Camaguey set.-dic.
- Jerez-Mendoza, M. & Oyarzo-Barría, C. (2015). Estrés académico en estudiantes del Departamento de Salud de la Universidad de Los Lagos Osorno. Revista Chilena de Neuro-Psiquiatría, 53(3),149-157.